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Alteraciones hematológicas o trastornos de células plasmáticas (la anemia idiopática, es producida por causas desconocidas), que se pueden detectar con un hemograma. Según la serie afectada, se puede establecer la clasificación siguiente: a) la anemia, causada por una disminución de hematíes, que produce síntomas de debilidad, fatiga y dificultad respiratoria durante el ejercicio; b) la trombocitopenia, consecuencia de una disminución de plaquetas, puede producir hemorragias cutáneas, menorragia y sangrado por las encías y el tracto alimentario; la muerte puede producirse por hemorragia cerebral; c) la neutropenia o agranulocitosis, causada por una disminución de leucocitos.

La anemia aplásica, también denominada panmielopatía, se trata del tipo más grave de discrasia sanguínea, producido por la supresión de todas las funciones de la médula ósea (hipoplasia) y se asocia con una incidencia elevada de mortalidad y de morbilidad prolongada; y la pancitopenia, que consiste en la alteración de la síntesis de hematíes, leucocitos y plaquetas originando un recuento plasmático disminuído de todas las células; drepanocitosis (anemia falciforme), hemoglobinopatía estructural o anemia de células falciformes que, clínicamente, se caracteriza por anemia, dolores óseos y articulares, úlceras en piernas y crisis dolorosas; e infecciones, con una sintomatología variada sugerente de algún tipo de discrasia sanguínea (como por ejemplo, fiebre persistente, hematomas, sangrado, palidez, odinofagia. Esta última, junto con la disfagia, constituyen manifestaciones clínicas más frecuentes de la esofagitis infecciosa, la cual se manifiesta frecuentemente con hemorragias gástricas y ulceraciones y exudado de la mucosa gástrica.

En algunos casos pueden ser adquiridas, habitualmente en relación con la exposición a fármacos o a otras sustancias químicas. Uno de ellos es la anemia aplásica adquirida.

La producida por fármacos puede ser aguda o, con mayor frecuencia, crónica. Los casos agudos se manifiestan con sangrado intenso y, en algunos casos, infecciones, mientras que en los casos crónicos, los signos de anemia se producen durante semanas o meses después de la exposición al tóxico. Las características clínicas varían con la gravedad.

Los fármacos pueden producir anemia aplásica de dos formas: i) directa, un efecto sobre la división celular en la médula ósea relacionado con la dosis, o ii) una reacción impredecible de hipersensibilidad que puede estar determinada genéticamente. El ejemplo clásico de fármacos que producen el primer tipo de reacción son los citotóxicos, que inhiben la división celular en todos los pacientes, dependiendo de la dosis. Su efecto es inmediato pero reversible al suspender el fármaco. El segundo tipo puede ser más grave debido a que su comienzo puede retrasarse y, en ocasiones, no se manifiesta hasta varios meses después de interrumpir el fármaco. Esta reacción no siempre es reversible.

El fármaco causal no debe readministrarse nunca, ya que el paciente está sensibilizado y podría producirse una segunda reacción mortal. Algunos psicotrópicos (clozapina y carbamazepina) pueden producir agranulocitosis y anemia aplásica, pero no suelen producirse en el mismo paciente.

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