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Las teorías cognitivas sobre el desarrollo de la ToM se han situado básicamente en dos polos opuestos:

  1. Las que postulan un desarrollo muy temprano apelando a mecanismos innatos de dominio especifico

  2. Las que consideran como base de la ToM un conjunto diverso de competencias de dominio general (comunicativas, representacionales, de procesamiento...) que coincidirían en el desarrollo más tardíamente para permitir la representación y el razonamiento sobre lo mental.

Esta destaca los aspectos afectivo-emocionales frente a los cognitivos, y relaciona la ToM con las especiales capacidades intersubjetivas e introspectivas de los humanos.

Teorías modularistas

Partiendo de la teoría de Fodor, muchos teóricos defienden la idea de que la ToM se asienta en un módulo específico.

Módulos: mecanismos especializados en el procesamiento y representación de información muy específica. Son de naturaleza innata, poseen una base neuronal fija, están encapsulados informacionalmente, y tienen un funcionamiento autónomo, rápido y automático. El lenguaje, la percepción y la "teoría de la mente" están sustentados en el sistema de procesamiento modular.

Según Leslie, la teoría de la mente depende de un particular mecanismo (Theory of Mind Mechanism o TOMM) de base modular que explica el desarrollo temprano las capacidades mentalistas y de meta-representación (capacidad de formar representaciones de otras representaciones). En la teoría de Leslie se refiere a representaciones secundarias.

Desde el punto de vista evolutivo Leslie plantea dos estadios en el desarrollo de este mecanismo innato:

  1. TOMM1, surgiría hacia los 9 meses, permitiendo interpretar las acciones humanas como intencionales o dirigidas a una meta (comprensión teleológica)

  2. TOMM2, hacia los 18-24 meses, posibilitaría ya la comprensión e interpretaciones mentalistas de esas acciones en torno a los deseos y creencias del agente.

Mas tarde propusieron un nuevo componente: (Selection Procesor), que permitiría las inferencias y el razonamiento sobre los estados de creencia, siendo el principal responsable de las mejoras que se producen en las tareas de falsa-creencia a partir de los tres años. Baillargeon y colaboradores proponen dos estadios en el desarrollo de la ToM:

  1. Permitiría al niño atribuciones motivacionales teleológicas y creencias verdaderas (estados de conocimiento realistas y congruentes con las situaciones percibidas)

  2. Permitiría al niño mantener simultáneamente atribuciones de conocimiento congruentes e incongruentes respecto a la situación real.

Teorías de "la teoría"

Desde la perspectiva modularista las particulares experiencias del niño vienen a estimular el despliegue madurativo de estructuras innatas. Sin embargo, los teóricos de la teoría defienden que esa experiencia tiene un papel “formativo”, proporcionando los datos con los que se va construyendo la ToM.

Desde este enfoque, un ToM representacional madura no se desarrolla antes de los 4 años. Se admiten bases innatas en su desarrollo que atienden a predisposiciones mentalistas que evolucionarían a través de mecanismos de dominio general.

Woodward ha propuesto que esta capacidad para captar intencionalidad se origina en la experiencia personal del niño (toma de conciencia). Esta conexión entre la conducta propia y la de los otros estaría mediada por las neuronas espejo Meltzoff y colaboradores, para explicar la capacidad de los recién nacidos para realizar imitaciones faciales, el niño contaría de forma innata con un sistema de representación “supramodal” que le permitiría asociar la percepción de sus propios movimientos con los observados.

La ToM proporciona la base para que el niño comience a reconocer a los demás como “semejantes”. Inicialmente–objetiva y conductualmente observables, y más tarde subjetivo-psicológico.

La tercera alternativa corresponde a las teorías de la simulación. Posibles bases neurológicas de la ToM.

Teorías de la "simulación"

Las teorías de la teoría, como las modularistas, son de marcado carácter cognitivo-computacional. Opuestamente a esto, se ha desarrollado un enfoque alternativo. Se trata de una perspectiva socio-cultural y contextualista que rechaza los procesos de cómputo mentalista y la teoría de la mente.

Según esta teoría tenemos acceso directo e intuitivo a nuestros propios estados mentales y que accedemos a los demás a través de la empatía y la simulación. Se interpreta el campo en términos de experiencias subjetivas e intersubjetivas relativamente directas. Desde este enfoque la ToM está relacionada con nuestra capacidad para ponernos en el lugar del otro mediante la imaginación.

Según Harris durante el desarrollo del niño, éste llega a ser consciente de sus propios estados mentales pudiendo inferir el estado de otras personas mediante la simulación y la imitación.

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