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Las reglas morales regulan el modo de cómo deben relacionarse las personas entre sí en lo que atañe a la justicia, los derechos, la libertad o el bienestar. Buena parte de las normas sociales consisten en lo que puede denominarse normas o reglas convencionales que son aquellas que regulan muchas de las relaciones entre los individuos en la vida cotidiana y que se refieren a usos y costumbres que pueden varia mucho de una sociedad a otra.

Las convenciones sociales se refieren a asuntos tales como la forma de vestirse, las fórmulas de cortesía, los modos de saludarse, las prácticas en la mesa… Así, las convenciones designan uniformidades de la conducta que sirven para coordinar interacciones sociales correspondientes a contextos específicos.

Por el contrario, las reglas morales son independientes de ellos porque pueden ser analizadas sobre la base de las consecuencias que surgen intrínsecamente del hecho de trasgredirlas.

Turiel: las convenciones sociales conforman un dominio diferente del de la moralidad y se desarrolla en estadios también distintos. Desde pequeños los niños consideran las violaciones morales como más graves porque causan daño a los otros, mientras que las violaciones de las normas convencionales se ven con mayor indulgencia. Los niños aceptan mucho más fácilmente la modificación de norma convencionales que cambiar normas morales ya que tienden a señalar incluso ya desde muy pequeños que esto sería imposible.

Turiel concluye que las reglas morales y las reglas convencionales se ven como distintas desde el principio y que el sujeto puede distinguirlas claramente desde muy temprano.

La distinción entre las normas del ámbito moral y las del socio-convencional contradice uno de los puntos de partida de la investigación piagetiana, compartido también por Kohlberg, que es que si las normas morales y las normas convencionales son transmitidas por los adultos, los sujetos deberían prestarles la misma atención y atribuir la misma importancia a ambas, con independencia de su naturaleza, sin embargo, parece que esto no es así.

Parece evidente que los adultos ponen mucho más énfasis en las violaciones de carácter moral que en las que se producen respecto a las convenciones sociales.

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