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El conocimiento de la propia mente y de la realidad mental en general parece avanzar hacia una mayor generalidad y abstracción de sus contenidos, lo que supone un desarrollo de carácter epistemológico.

Desde el punto de vista filosófico la epistemología atañe a un particular campo de reflexión que busca establecer una teoría del conocimiento humano (sobre su origen y su naturaleza). Cada individuo va desarrollando desde las primeras edades un conjunto de nociones personales de forma más o menos intuitiva e implícita, un conjunto de creencias o teorías acerca de lo que es el conocimiento y de lo que significa conocer.

La epistemología se centra en cómo el individuo desarrolla sus concepciones acerca del conocimiento y del conocer y las usa para ampliar su comprensión del mundo. Esto atañe a sus creencias sobre cómo se define el conocimiento, cómo se construye y se evalúa, donde reside y cómo se produce el proceso de conocer.

En el ámbito psicológico individual lo que interesa es cómo y en qué medida las creencias o supuestos epistemológicos sustentan otros desarrollos cognitivos y en particular los metacognitivos.

El desarrollo de la ToM durante las primeras edades, puede verse ya como un inicial desarrollo metacognitivo que refleja una evolución a través de distintas concepciones acerca de cómo la mente conoce (entendida ésta como instrumento de conocimiento).

El desarrollo que se produce en el metaconocimiento aplicado a la resolución de problemas también parece relacionarse con una evolución paralela de las creencias epistemológicas subyacentes en torno a los procesos de pensamiento y aprendizaje.

Niveles de conocimiento epistemológico

Kuhn parte de la idea de que el logro esencial de la comprensión epistemológica madura es la adecuada coordinación de los 2 planos característicos de todo proceso cognoscitivo, el subjetivo (relativo al sujeto que conoce) y el objetivo (relativo al objeto conocido).

Es la dimensión esencial a lo largo de la cual se produce el progreso epistemológico, configurando una secuencia característica: al principio dominaría el plano objetivo exclusivamente, posteriormente se pasaría al otro extremo imponiéndose el plano puramente subjetivo, para finalmente coordinarse ambos planos de forma equilibrada.

Niveles epistemológicos y desarrollo metacognitivo

Teoría de la mente Realidad/Conocimiento Fuente Objetiva/subjetiva Nivel Epistemológico Afirmaciones Pensamiento crítico
Directa La realidad se conoce de forma directa y el conocimiento es seguro: se reproduce Objetiva (dualismo) Realista C Innecesario
Interpretativa La realidad se conoce de forma indirecta pero el conocimiento es seguro: se interpreta Objetiva (dualismo) Absolutista HECHOS más o menos correctos o incorrectos como representación de la realidad (posibilidad de falsas creencias) Medio para comparar las afirmaciones con la realidad y decidir si son verdaderas o falsas
Constructivista =que la de abajo Subjetiva (pluralismo) Pluralista Opiniones personales y subjetivas Irrelevante
Constructivista La realidad se conoce de forma indirecta y el conocimiento es incierto: se construye Coordinación (relativismo) Evaluacionista Juicios que deben evaluarse en función de la argumentación y de la evidencia Medio para promover juicios fundamentados y mejorar la comprensión

Kuhn propone que la evolución en la forma de considerar el doble plano (objetivo/subjetivo) del conocimiento se refleja, en los cambios que se producen en la forma de entender lo que significan las afirmaciones o asertos como expresiones de ese conocimiento, primero las afirmaciones se conciben como meras copias de la realidad, luego como descripciones de los hechos que pueden ser verdaderas o falsas, posteriormente como opiniones subjetivas y finalmente como juicios personales relativos.

Estos 4 momentos se corresponden con los 4 niveles epistemológicos que Kuhn identifica: realista, absolutista, pluralista y evaluacionista, los cuales también permitirían describir y explicar el desarrollo metacognitivo en torno a la ToM. Es una secuencia con 3 concepciones características: directa, interpretativa y constructivista cuya correspondencia con las fases anteriores es notable en referencia al desarrollo de la propia ToM.

Desde el punto de vista epistemológico el niño se muestra “realista” (las representaciones mentales y sus expresiones son un simple espejo de la realidad objetiva) como se muestra en el error cometido en la tarea de la falsa creencia.

Posteriormente, hacia los 4-5 años es cuando comienza a admitir la posibilidad de creencias falsas, al reconocer el papel de la mente como intérprete de la realidad externa, lo que supone reconocer que las afirmaciones son simple expresión de sus particulares creencias y que pueden ser verdaderas o falsas en función de su correspondencia con los hechos objetivos. Esta correspondencia se trata de un punto de vista absolutista.

En este nivel todavía se mantiene una visión del conocimiento en términos puramente objetivos, pero supone un avance fundamental: si las creencias y las afirmaciones en que se expresan no necesariamente coinciden con la realidad, se vuelven susceptibles de evaluación.

Desarrollo epistemológico como desarrollo metacognitivo

Una vez que se consolida la noción de falsa creencia hacia los 5-6 años, comenzará a admitirse la coexistencia de creencias alternativas (o incluso contrapuestas) como productos legítimos de distintas experiencias de conocimiento. Esto no significa todavía un pluralismo epistemológico que admita ya la primacía de la fuente subjetiva del conocimiento.

Suele ser en la adolescencia cuando se avanza hacia una posición epistemológica auténticamente pluralista, en la medida en que comienza a ser difícil reconciliar ciertas creencias o decidir sobre ciertas afirmaciones en conflicto sólo en referencia a una observación objetiva.

Ante este tipo de experiencias, el plano subjetivo irá ganando dominancia como fuente de conocimiento, hasta desembocar en una auténtica teoría constructivista de la mente. Es en este momento cuando se aceptarán las distintas interpretaciones y puntos de vista como productos (igualmente válidos) de la particular forma de conocer de cada individuo. Puede llegarse a pensar incluso que el conocimiento es un conjunto de opiniones subjetivas con el mismo valor (o falta de valor) en cada individuo.

El siguiente avance en esta visión constructivista (que acepta la naturaleza subjetiva y creativa del conocimiento) consistirá en una nueva visión en la que, rechazando los extremos excluyentes y reduccionistas, se tratarán de integrar y coordinar los dos planos (el objetivo o externo y el subjetivo o interno) como bases del conocimiento.

Se trata del punto de vista que Kuhn denomina evaluativo, en el que el conocimiento se concibe como un proceso que implica juicio y argumentación de forma que no pueden aceptarse todas las opiniones como iguales.

El conocimiento se relativiza entendiéndose fundamentalmente en términos de un razonamiento informal y de un pensamiento crítico que mantiene la idea de incertidumbre sin renunciar a la evaluación.

Los estudios empíricos sugieren que no solo se trata de un desarrollo tardío (propio ya de edades maduras) sino también bastante infrecuente.

El progreso en las concepciones epistemológicas no atañe simplemente a otro dominio más de conocimiento que como cualquier otro se va ampliando con la experiencia. Los sujetos que alcanzan las posiciones más evolucionadas (constructivistas y relativistas) son claramente una minoría.

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