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Un mecanismo regulador fisiológico es aquel que mantiene la constancia de ciertas características internas del organismo frente a la variabilidad externa: por ejemplo, mantener una temperatura corporal constante pese a los cambios ambientales.

Un mecanismo regulador incluye cuatro características fundamentales: la variable del sistema (característica que se ha de regular), un valor fijo establecido (el valor óptimo de la variable), un detector (que controla el valor) y un mecanismo rectificador (que devuelve la variable al valor fijo establecido).

La retroalimentación negativa es una característica esencial de todos los sistemas reguladores. Las conductas de ingesta: beber y comer; constituyen mecanismos rectificadores que reponen las reservas de agua o de nutrientes almacenadas en el cuerpo. Las conductas de ingesta están controladas por mecanismos de saciedad. La fisiología de nuestro aparato digestivo hace que sean necesarios. Los mecanismos de saciedad intervienen en la actividad del mecanismo rectificador, no controlan las variables del sistema en sí mismas.

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