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La comunicación, entendida como un proceso mediante el cual se trasfiere la información desde un emisor hasta un receptor, es un hecho común que se produce en todos los seres vivos, desde los menos a los más evolucionados. Se puede comunicar de formas diferentes a través de distintos códigos que son comunes al emisor y al receptor. Por ejemplo en el caso de los animales, existe una comunicación que sirve para trasmitir información relevante para la supervivencia del individuo que se realiza mediante signos, como el repertorio de posturas típicas o de gestos e incluso de vocalizaciones que son específicos de cada especie.

Con estos patrones típicos posturales se regula, por ejemplo, la agresión entre los machos. La conducta reproductora en muchas especies está regulada por la adopción de una serie de posturas rituales unidas a otro tipo de comunicación, la comunicación química, a base de feromonas. Y también es de sobra conocida la danza que realizan las abejas para informar a sus compañeras de colmena de la localización de la comida o, en el caso de mamíferos las vocalizaciones de las ballenas que utilizan como forma de comunicación con otros individuos de su especie con diferentes propósitos como el apareamiento o como ecolocalizador para desplazarse por el medio marino.

Dentro de los sistemas que hacen posible la comunicación, el lenguaje humano constituye una singularidad de nuestra especie que ha permitido la transmisión de la cultura. Según explican los psicolingüistas, el lenguaje humano es una característica exclusivamente humana que permite expresar un número infinito de ideas a partir de unos elementos finitos, como son los fonemas o los grafemas que se combinan entre sí para trasmitir información o trasmitir emociones o sentimientos (Hauser y cols., 2002; Fitch y cols., 2005).

Por tanto, el lenguaje tiene una fuerte dimensión social (Pinker, 2012), siendo la conducta verbal, que permite la comunicación humana, uno de los tipos más importantes de conducta social de nuestra especie (Carlson, 2014). Según Ramachandran (2011), el lenguaje humano presenta varias características que hacen que sea único y diferente a otras formas de comunicación animal:

  1. El número de las palabras del vocabulario (lexicón) es muy grande y además, únicamente el lenguaje humano presenta palabras de función que solo existen en el contexto del lenguaje.
  2. Se pueden usar palabras para referirse a cosas o eventos que son del pasado, futuro o de una realidad hipotética.
  3. La metáfora y la analogía. El lenguaje figurado es único en nuestra especie.
  4. La utilización de una sintaxis flexible y recursiva, que solo aparece en el lenguaje humano.

Si el lenguaje es una capacidad singular del ser humano, debe requerir por tanto una organización cerebral única que permita procesar tres tipos de información fundamentales para el lenguaje, como son el sonido, la sintaxis y el significado. Debido en gran medida a las posibilidades que ofrecen las técnicas de neuroimagen cerebral, actualmente, existe una investigación muy intensa del lenguaje desde diferentes disciplinas de la Psicología. Por ejemplo, la psicolingüística que se centra en conocer los mecanismos para la comprensión y producción del lenguaje. Desde una orientación clínica, la neuropsicología se ocupa de estudiar los efectos de las lesiones en el lenguaje y ha dado lugar a un campo de estudio muy extenso y con una larga tradición que comienza con la afasiología o el estudio de las afasias. Y la psicobiología (o neurología del comportamiento o neurociencia de la conducta o psicología fisiológica) que se interesa por las bases neurales del lenguaje. El conjunto de los datos obtenidos por estas disciplinas y otras, a veces aparentemente lejanas como la genética, son fundamentales para intentar explicar los mecanismos del complejo lenguaje humano.

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