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El estudio de la polarización grupal y sus antecedentes

Una caracterización general de la polarización de grupo básicamente ha ido dirigida a comparar el promedio de los juicios individuales de los miembros de un grupo sobre una cuestión, previo a la discusión y decisión de grupo acerca de la misma cuestión, con el promedio que se obtiene tras la discusión. Es decir, el promedio individual en la fase preconsenso con el promedio individual en la fase posconsenso.

También se puede caracterizar la medida de la polarización de forma general, como el juicio que emiten los individuos y el grupo sobre una escala bipolar (por ejemplo de positivo a negativo) respecto de un punto central neutro (así una escala que tiene el recorrido de –3,-2,-1,0+1,+2,+3).

La polarización consiste en un cambio en la posición en la escala, de forma que si el promedio del grupo previo a la discusión se sitúa hacia uno de los polos de la escala, es decir, no en el punto neutro, tras la discusión se sitúe hacia el mismo polo dominante previamente, pero en una posición más extrema.

Ejemplo, en una discusión sobre la pena de muerte en un grupo se puede pasar de un promedio, antes de la discusión, de –1 a un promedio tras la discusión de –1.5. Es importante distinguir la polarización de la extremización. La polarización supone un cambio hacia el extremo previamente dominante. La extremización tiene que ver con la extremosidad que se define simplemente por la distancia respecto al punto neutro de la escala, es decir, se produce si aumenta esa distancia tras la discusión. Así en el caso del ejemplo si tras la discusión se obtiene un promedio de grupo de +2, ello indicaría extremización sin polarización, mientras que el resultado antes citado de –1.5, indica que se ha dado extremización con polarización.

Según Stasser y Dietz-Uhler, la investigación sobre polarización de grupo dominó el estudio de los pequeños grupos durante un período en el que la atención en la psicología social se dirigía hacia los procesos intrapsíquicos, como la disonancia o la atribución, por lo que sirvió para mantener el interés por los procesos de grupo. Por otra parte, sirvió para enfocar los procesos de influencia que tenían lugar en el grupo y que servirían para explicar el fenómeno.

El origen de la investigación sobre polarización se sitúa en el trabajo anterior sobre decisiones rriesgadas desarrollado por Stoner (1961) sobre dilemas de elección en los que los participantes deben aconsejar a un personaje, que tiene que tomar una decisión entre una alternativa atractiva pero arriesgada y otra que es más segura, pero cuyos resultados son sólo relativamente positivos para el personaje en cuestión. Los participantes indican cuál es el grado de riesgo que aconsejarían al personaje, antes y después de discutir el caso en grupo. Este trabajo mostró la tendencia a adoptar posiciones más arriesgadas tras la discusión de grupo que antes de ella. Este resultado contrastaba con la visión dominante de que los grupos tendían a no expresar juicios u opiniones extremas y a llegar a un promedio o compromiso entre las opiniones individuales.

Wallach y colaboradores respaldaron este estudio: trataron de establecer el grado de generalidad de este fenómeno del cambio hacia el riesgo y de ofrecer una serie de hipótesis para explicarlo (por ejemplo los valores culturales a favor del riesgo, determinados roles, como los masculinos, tienden más al riesgo, el individuo más arriesgado influye más en el grupo, la difusión de responsabilidad en grupo o la familiaridad con la tarea), y elaboraron a partir del trabajo de Stoner, lo que se denomina el Cuestionario del Dilemas de Elección. La investigación posterior sirvió para mostrar que también se producía el cambio hacia posiciones más prudentes.

El paso al estudio de la polarización lo propició la investigación de Moscovici y Zavalloni (19 69) quienes tratan de explicar el fenómeno y determinar en qué condiciones se produce, pero sobre todo establecer su generalidad y si se reduce a cuestiones de riesgo. Se preguntan así si el fenómeno «es una excepción, asociada al contenido, de la tendencia normal a «promediar » en grupo o es un primer ejemplo de la propensión general de los grupos a la polarización»

En los estudios realizados mostraron que se daba polarización de actitudes hacia el general De Gaulle (actitudes favorables) y hacia los americanos (actitudes desfavorables) tras la discusión de grupo en la que se llegaba al consenso. Este estudio sirvió para indicar que se trataba de un fenómeno más general de polarización de actitudes inducida por el grupo y no de un simple cambio hacia el riesgo.

Los trabajos siguientes de Moscovici y Lecuyer (1972) sirvieron para poner de relieve que el grupo no es un mero marco donde se produce un ajuste de posiciones individuales, sino que la interacción grupal es un determinante importante de la polarización grupal, dado que en aquellos grupos en los que se da una mayor comunicación, propiciada por ejemplo por la disposición espacial, se produce una mayor polarización.

La idea de la generalidad de la polarización se vio avalada por la extensa revisión de Myers y Lamm (1976) de estudios que abarcan una amplia gama de respuestas, desde las actitudes a la percepción de personas y a las decisiones éticas.

En una revisión de la investigación sobre polarización (Isenberg, 1986) se destacan las características generales de ella:

  • Tiene un carácter acumulativo de modo que los investigadores han ido tratando las cuestiones identificadas por la investigación previa.
  • La investigación se caracteriza más por programas de investigación que por estudios puntuales.
  • La investigación se ha ido focalizando progresivamente en un número cada vez menor de mecanismos explicativos.
  • Ha contribuido sustancialmente a la teoría psicosocial, mostrando un fenómeno de contraconformidad pues la polarización muestra un movimiento de separación respecto del promedio de grupo.

Las explicaciones de la polarización de grupo y la investigación generada a partir de ellas

Se ha ido produciendo una progresiva reducción de las explicaciones acerca de la polarización, siendo las dominantes las que se centran o bien en el proceso de comparación social o en bien en la argumentación persuasiva, estableciendo entre ella una rivalidad fructífera.

Más tarde se ha incorporado la teoría de la categorización de yo. Una de las más recientes contribuciones al campo es la basada en la expresión repetida de la actitud.

Comparación social y polarización

La explicación de la polarización que se basa en procesos de comparación social se centra en los procesos normativos que influyen sobre los juicios individuales. Según Isenberg (1986), desde esta perspectiva la discusión de grupo sirve para que cada miembro compare los juicios o preferencias propias con las de los otros y ello le lleva a reevaluar la propia posición a la vista de las elecciones que han realizado los demás.

Dentro de esta línea se han propuesto dos explicaciones:

  1. La Ignorancia pluralista (Pruitt, 1971) que supone que los miembros del grupo subestiman la norma de grupo sobre la cuestión y su respuesta resulta de un compromiso entre la respuesta ideal (la posición que ellos admiran más) y el promedio del grupo. Cuando advierten cuál es la auténtica norma de grupo —en sentido del promedio— en la siguiente elección se aproximan más a la respuesta ideal, es decir, el nuevo compromiso está más polarizado.
  2. Proceso de «subirse al carro del ganador» propuesta por Myers (1978) que supondría querer ser diferentes y, al mismo tiempo, mejores. Los miembros del grupo anticipan que el grupo dará una respuesta y dan la suya de forma que sea un poco superior a ese promedio. Cuando comprueban cuál es realmente ese promedio tratan de mejorar su posición, y así se produce el cambio hacia el polo deseable de la escala. Con frecuencia el promedio inicial antes de la discusión cae hacia el polo del continuo, que resulta normativamente favorecido. Cada individuo anticipa cual puede ser el promedio y desea ser considerado de modo más favorable que el promedio. Así si en una situación resulta socialmente deseable decantarse en una dirección, por ejemplo mostrarse no racista, al hacer la primera evaluación estiman cuál será el promedio del grupo para estar algo por encima, si todos los miembros hacen lo mismo, dicho promedio acabará estando más en la dirección deseable que lo esperado. Ello hace que el miembro individual reevalúe su propia preferencia y la aumente en la dirección deseada, es decir se polarice el juicio. (Figuras 1 y 2)

Un modo de poner a prueba la hipótesis de la comparación social consiste en suponer que bastará simplemente con conocer las posiciones de los otros para que se produzca la polarización, es decir, basta con la «mera exposición» a las posiciones de los demás miembros.

En un estudio llevado a cabo por Mires (1978) grupos sucesivos de participantes debían valorar ocho dilemas de elección, tras conocer las respuestas del grupo anterior. Se advirtió que la polarización era mayor en los grupos en que los participantes habían escuchado las elecciones de otros grupos.

Mires (1973) indica que los participantes en una serie de estudios estimaban la norma de grupo como más neutral que su propia posición inicial. La discusión de grupo sirve para mostrar a los participantes que son menos diferentes de lo que creían, por lo que revisan su posición.

Según Isenberg, 1986 resulta difícil distinguir en el plano empírico entre las distintas versiones de la explicación de la comparación social aplicadas a la polarización.

La explicación sobre la base de la comparación social ha sido objeto de críticas, sobre todo desde su principal competidora, la teoría de la argumentación persuasiva. Desde esta perspectiva se propone otro efecto alternativo al hecho de conocer la norma de grupo. Según Burnstein y Vinokur (1977) ese efecto se debería a los argumentos autogenerados, que serían los que producirían la polarización. La respuesta desde la comparación social es que la polarización se produce en tareas que se prestan poco al uso de argumentos, como, por ejemplo, la estimación de movimientos (Baron y Roper, 1976) o los juicios sobre el atractivo de caras (véase Myers, 1982).

Argumentación persuasiva y polarización

Desde esta perspectiva se pone el énfasis en la influencia informativa y en el procesamiento cognitivo de los argumentos por parte de los miembros del grupo. Las principales aportaciones se deben al trabajo de Burnstein y Vinokur.

Se propone que la posición de un individuo respecto de una cuestión depende de los argumentos a favor y en contra de que dispone, que son sólo una parte de la «reserva» de argumentos culturales que se pueden barajar en un determinado contexto.

  • Si se supone que una persona que tiene una determinada posición (por ejemplo, en contra de la guerra de Irak) su posición será el resultado de que el balance de los argumentos a favor y en contra se incline en la dirección contraria a la guerra.
  • Si se reúne con personas de su entorno y habla de la cuestión, es probable que en la discusión tenga acceso a otros argumentos, de los que no era previamente consciente y que apoyan la posición dominante en el grupo.

Así, cuando se le pide que diga de nuevo su posición el balance es todavía más favor de la posición inicial, en este caso en contra de la guerra.

Desde esta perspectiva:

  • Se define que es lo que hace persuasivos los argumentos:
    • su validez percibida (capacidad de ser contrastados y su encadenamiento lógico)
    • su novedad.
  • Se especifica en qué condiciones cabe esperar o no polarización: siempre que se barajen nuevos argumentos, apoyando la posición inicial, y de los que no disponía previamente el miembro del grupo.
  • Puede explicar tanto la polarización como la despolarización.

Se puede ver el esquema de la polarización grupal desde la perspectiva de la argumentación persuasiva en la figura 3.

La investigación en apoyo de esta posición muestra la relación entre argumentos a favor de una posición dominante en el grupo y polarización, lo cual se obtiene tanto a través de análisis correlacionales como de estudios experimentales que tratan de establecer relaciones causales.

Estudios que aportan evidencia del primer tipo: Madsen (1978) indicó que el número y dirección de los argumentos que se utilizaban en la discusión servía para predecir el cambio que se producía desde la fase previa a la fase posterior a la discusión.

Estudios experimentales: Ebbesen y Bowers (1974 experimento 3) variaron experimentalmente la proporción de argumentos a favor del riesgo frente a la prudencia (0.10, 0.30, 0.50, 0.70, 0.90) y encontraron una correlación alta entre la proporción de argumentos a favor del riesgo y la polarización en el sentido del riesgo.

Desde la Teoría de la Argumentación Persuasiva se trata de mostrar su superioridad a la hora de predecir la polarización frente a la Teoría de la Comparación Social. Una de las formas de mostrarlo es en una de las situaciones en las que las dos teorías hacen predicciones contrarias:

  • Cuando el grupo está integrado por subgrupos con posiciones opuestas: la predicción de la teoría de la comparación social es que cada subgrupo se polarizará más tras la discusión mientras que la teoría de la argumentación persuasiva predice que si los individuos escuchan nuevos argumentos en contra de su posición, y ya conocen la mayoría de los argumentos a favor de la propia posición, se producirá la despolarización.
  • Estudio de Vinokur y Burnstein (1978): se constituyeron grupos para cada ítem del Cuestionario del Dilema de Elección (4 ítems de los que suscitan tendencia al riesgo, 2 ítems de los que suscitan cautela, y 1 ítem neutro). Cada grupo constaba de seis individuos que habían sido seleccionados en función de su posición inicial, de forma que en cada grupo hubiera dos subgrupos con posiciones opuestas. Se obtuvo un efecto de polarización total y despolarización entre subgrupos.

La polarización hacia el riesgo o hacia la cautela se daba en función del tipo de item de que se tratara, pero los subgrupos tendían a converger entre sí. Es decir, el subgrupo «cauto» se movía hacia el riesgo y el subgrupo «arriesgado» hacia la cautela.

Este cambio no era simétrico y dependía del tipo de ítem:

  • Si el ítem era arriesgado, se movían más hacia el riesgo los sujetos cautos que los arriesgados hacia la cautela;
  • Si se trataba de uno cauto, sucedía al revés: cambiaban más hacia la cautela los miembros del subgrupo «arriesgado» que los del «cauto» hacia el riesgo.

Este estudio parece prestar mayor apoyo a la teoría de los argumentos persuasivos que a la de la comparación social.

Conclusiones de la comparación entre ambas posiciones teóricas

La investigación a partir de cada una de estas teorías parece mostrar que tiene una apoyo más consistente la teoría de la Argumentación Persuasiva, aunque también lo obtiene la de la Comparación Social.

Los autores que han revisado esta investigación se inclinan por resaltar la complementariedad entre ellas, y por indicar el interés que tiene el centrarse en los factores que facilitan cada uno de los tipos de influencia.

Se proponen como factores moderadores:

  • Características de la decisión: se espera más influencia informativa si la decisión implica cuestiones factuales.
  • Implicación del Yo: cuando se da implicación del yo suele tratarse de cuestiones en las que intervienen los valores, en las que se presta atención a una información limitada y es fácil que la reserva de argumentos se haya agotado por el hecho de que el individuo los ha procesado muchas veces antes, por tanto es fácil que operen procesos de comparación social.

Kaplan y colaboradores destacan la importancia de las metas de la interacción: si son sociales influirá más la comunicación normativa, si son de tarea influirá más la informativa.

Auto-categorización y polarización

La teoría de la auto-categorización considera el proceso de polarización teniendo en cuenta la pertenencia de los individuos a un grupo, junto con el deseo de conformarse a la norma del grupo propio que sea relevante, es decir, aquella que mejor lo representa en el contexto social comparativo.

«la posición que en una dimensión social comparativa que resulta prominente (por ejemplo, una escala de actitud) que simultáneamente maximiza las diferencias intergrupales endogrupo/exogrupo y minimiza las diferencias intragrupales» (Turner, Whetherell y Hogg, 1989)

Desde esta perspectiva se destaca la saliencia de la pertenencia grupal y se supone que la precondición para que se dé la polarización es la identificación compartida, y que la polarización es un efecto de la influencia en el grupo específico y representa la conformidad con una norma del grupo polarizada, que posee un carácter prototípico, en cuanto a maximizar las diferencias intergrupales y reducir las intra grupales.

En el Estudio de Whetherell (1987) los participantes escuchaban cintas en las que una serie de personas discutían en grupo Dilemas de Elección para llegar a un consenso. Dependiendo de la condición, se les decía a los participantes que el grupo escuchado sería próximamente su propio grupo o un exogrupo; o que los integrantes eran semejantes o diferentes a ellos. En todas las condiciones las grabaciones eran idénticas. La persuasión fue mayor en el caso del futuro endogrupo que en el del exogrupo y en de las personas similares a los participantes que en el de las distintas. Los resultados de este estudio ponen de manifiesto el papel desempeñado por la identificación.

El Estudio de Mackie y Cooper (1984 experimento 1) muestra el efecto de polarización cuando el grupo escuchado era presentado como el grupo propio, pero no cuando se dice que es un grupo con el cual se iba a competir. En un segundo estudio se mostró que los participantes percibían más extrema la norma de grupo, cuando se trataba del grupo propio, que cuando no tenían relación con él.

El Estudio de Mackie (1986) mostró que cuanto más se autocategorizaban como miembros del grupo tanto más extrema se juzgaba la norma.

En el trabajo de Turner, Whetherell y Hogg (1989) se investigó en qué medida la polarización depende de la percepción de las respuestas de los miembros de grupo como estereotípicos del grupo propio. La tendencia dominante de respuesta sólo daba lugar a polarización si se consideraba estereotípica del grupo y socialmente normativa. Si las respuestas iniciales son percibidas como individuales no daban lugar a impacto persuasivo, pero sí cuando se combinan perceptivamente como una norma compartida, consensuada y estereotipada. A los participantes se les decía que tenían un estilo consistente de toma de decisión y se les definía bien como individuos arriesgados o precavidos, o como grupos arriesgados o precavidos. Solo en el último caso se daba un cambio en la dirección de la tendencia dominante en el grupo.

Revisión de la investigación sobre polarización desde la autocategorización: Brauer y Judd (1996) indican que se ha recibido apoyo a las proposiciones de la teoría:

  1. La auto-categorización es un precondición de la polarización de actitudes.
  2. Una vez que se ha dado la autocategorización la posición prototípica del grupo suele ser relativamente extrema
  3. Los miembros del grupo se dirigen hacia el prototipo del grupo.

La expresión repetida de la actitud y la polarización de grupo

Una de las contribuciones recientes al estudio de la polarización supone un cambio en lo que constituye el foco de atención. En lugar de centrarse en el efecto de las comunicaciones o la información que viene de los otros integrantes del grupo —argumentos, posiciones normativas, prototipo del grupo— como hacían las otras teorías, enfoca el impacto que tiene la repetición de la expresión de actitudes, por parte del propio sujeto, sobre la polarización.

Brauer y Judd (1996) parten de los resultados no siempre concluyentes sobre los efectos de la repetición de la expresión de una actitud por parte del individuo sobre la polarización de esa misma actitud hacia el objeto de actitud. Además de obtener apoyo de ese efecto, comprueban que se da en paralelo una simplificación de las expresiones verbales conforme se repiten. Se hacen menos elaboradas porque se suprimen los matices. Así parece que las repeticiones asocian el objeto de actitud a etiquetas verbales más simples y extremas y que las evaluaciones posteriores reflejan esas etiquetas.

Adicionalmente proponen que, incluso cuando no se da una repetición de la expresión verbal, se produce la extremosidad fruto del siguiente proceso: los atributos y otros objetos asociados al objeto de actitud aumentan su fuerza de asociación y su relevancia evaluativa, en consecuencia están más disponibles y tienen un peso mayor a la hora de computar la evaluación del objeto, y ello llevaría a que ésta se haga extrema. Tras mostrar este efecto en el dominio individual tratan de aplicarlo a la explicación del proceso de polarización en un grupo dado. Se supone que en la discusión se produce tanto este último efecto, como el de la simplificación de las verbalizaciones. Su propuesta estriba en distinguir entre la repetición de la expresión por el propio sujeto o por los otros participantes.

El Estudio de Brauer, Judd y Gliner (1995) trató de determinar estos efectos por separado. Se seleccionaron a participantes que estaban en general de acuerdo sobre varias cuestiones (por ejemplo, la financiación estatal de los servicios de salud) de forma que todos los integrantes del grupo tuvieran una actitud que se situaba en el mismo lado de la escala bipolar. Las discusiones de grupo consistían en una secuencia de interacciones diádicas en las que en un espacio muy breve uno daba su opinión y luego la daba el otro. Se discutía de algunos asuntos y de otros no. Cada participante tenía un total de 15 interacciones. Se manipulaba el número de veces que un participante hablaba de una cuestión determinada, variando de 0 a 6. También se manipulaba el número de veces que oía al otro hablar de una cuestión, de 0 a 5. Las frecuencias con que hablaba de una cuestión y con que oía hablar de ella no estaban relacionadas. Se dio una polarización en los cinco asuntos discutidos frente a los que no se discutían entre dos personas. Se mostró a través del análisis de regresión que la frecuencia de expresión era un buen predictor de la polarización. Sin embargo la frecuencia con que se había escuchado a otros no predecía la polarización.

Este resultado no coincide con la importancia atribuida por los demás enfoques de la polarización al hecho de obtener información de los otros participantes.

Otro análisis de regresión mostró que lo que sí predecía la polarización era el número de personas distintas que habían dado su opinión sobre el tema al participante. Es decir, cuando aumenta el número de fuentes de influencia distintas aumenta la polarización.

Un análisis de las diferencias entre grupos en cuanto al grado de polarización mostró que ésta se relacionaba sobre todo con el hecho de que el argumento que una persona había formulado le «volviera» repetido por otro participante. Así pues la repetición de los argumentos era importante pero también lo era el feed- back social que la persona obtenía de parte de otros miembros de grupo.

Los autores denominan a este proceso de repetirle a la fuente sus propios argumentos proceso de «integración social».

La manipulación en otro estudio del grado de integración social que se daba en los grupos, a través de instrucciones mostró que se daba polarización con la discusión y con la expresión repetida de los argumentos, pero que este efecto aumentaba en los grupos en los que se inducía la integración social frente a aquellos en los que se daban instrucciones en contra.

Como concluyen Brauer y Judd: «En esencia uno puede concluir que los argumentos propios se hacen particularmente persuasivos en función de la repetición, en la medida que los demás los encuentran persuasivos y los usan ellos mismos. Así los argumentos adquieren atractivo persuasivo para el sujeto en la medida que otros en el grupo los encuentran persuasivos y los validan a través de la repetición»

Comentarios finales a las explicaciones y a los aspectos metodológicos en el estudio sobre la polarización

En el siguiente tabla se resumen las principales explicaciones sobre el proceso de polarización.

El carácter complementario de las diversas explicaciones se logra a través de indicar en qué condiciones (tipo de decisión, grado de implicación o meta de interacción) unas explicaciones son más adecuadas que otras.

Este carácter complementario también se advierte en la teoría de la autocategorización al referirse a un proceso de influencia que tiene un carácter integrador, la influencia informativa referencial, que ofrece un proceso unitario de conformidad.

La última teoría, basada en la repetición de la expresión de la actitud, viene a completar a las aportaciones anteriores, al centrarse en una cuestión no atendida previamente como es la del efecto de lo que el propio sujeto dice, aunque también atienda al apoyo que recibe de los otros integrantes del grupo.

Teoría Proceso General Procesos Específicos
Comparación social Influencia normativa: Comparación posición propia con el promedio de grupo. Intento de superar el promedio. Se basa en las normas culturales sobre las cuestiones. Ignorancia pluralista o "Subirse al carro ganador"
Argumentación persuasiva Influencia informativa Balance del total de argumentos persuasivos a favor o en contra
Auto-categorización Influencia informativa referencial. Se basa en las normas prototípicas del grupo

Auto-categorización

Polarización norma prototípica

Conformidad con norma prototípica

Repetición en la expresión de la actitud Repetición de la expresión de actitud Simplificación integración social: a través de la validación social de los propios argumentos por parte de los otros

Por lo que respecta a los métodos empleados para la medida y análisis de la polarización, Morales (1985b recogía los problemas implicados en ellos). Cabe destacar:

  • El que en los estudios se midan y analicen la polarización de cada grupo o la del agregado de grupos, con lo que la polarización global, del promedio de los grupos, puede enmascarar los resultados por grupo
  • Que las medidas se refieran a cada uno de los ítems discutidos en los grupos o al conjunto de los items, lo que puede enmascarar que en algunos de los ítems no se produce la polarización, o a la inversa, que aparezca que no se da polarización cuando si se ha dado en algunos de los items.

Todas estas cuestiones tienen relevancia a la hora de evaluar la investigación existente sobre el proceso de polarización y de plantear nuevos estudios empíricos.

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