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La pregunta sobre si la productividad será mejor o peor en el caso de hacer una misma tarea en grupo que cuando se realiza en solitario, ya fue algo que se planteó hace más de 100 años.

Triplett (1898) investigó cómo la actividad de un individuo se ve influida por la presencia de otras personas que realizan una tarea similar. Planteó la predicción de que el hecho de percibir que se está compitiendo de alguna manera con otras personas mejoraba el rendimiento en tareas motoras. Para comprobar su hipótesis, diseñó un experimento de laboratorio en el que un grupo de 40 niños debían enrollar un carrete de hilo de pescar. Parte de los niños realizaban la tarea solos («condición de control») y la otra parte competía con sus compañeros («condición experimental »). Los niños tardaban menos en realizar la tarea cuando competían con sus compañeros que cuando lo hacían en solitario.

Allport (1924) en su libro de texto sobre psicología social denominaría facilitación social a «un aumento en la respuesta simplemente por ver u oír a otros haciendo el mismo movimiento».

Los primeros estudios se centraban en el efecto de la presencia de otras personas en la productividad cuando estas otras personas también estaban realizando la acción (lo que se denomina paradigma de la coacción). Estudios posteriores incluyeron meros observadores (lo que se denomina paradigma del público). Por tal motivo, la concepción actual de la facilitación social incluye ambos paradigmas.

Se dice que ocurre facilitación social cuando hay un aumento del rendimiento ante la presencia de otras personas, independientemente de que se produzca en situación de coacción o de mero público. Actualmente no se considera necesario que exista competición o cualquier otra forma de interacción entre el actor y el observador para que se produzca facilitación social.

¿No decíamos que la presencia de otras personas también puede empeorar el rendimiento? Efectivamente, puede producir un proceso de reducción de la productividad o incluso de inhibición del comportamiento.

La inhibición social se produce cuando las tareas que hay que realizar son complejas, incluyen situaciones nuevas, requieren no realizar la respuesta que sería la dominante en su caso, y/o en tareas en las que hay que detectar y corregir errores.

La facilitación social se produce en las condiciones opuestas: tareas sencillas, que incluyen situaciones conocidas, etc.

Procesos explicativos de los efectos del público en la productividad grupal

Tres son los principales procesos mediadores por los cuáles diferentes teorías han tratado de explicar el efecto que la presencia de otras personas tiene en la productividad grupal, y si ésta mejora (facilitación) o empeora (inhibición):

  • A través de la activación (teoría del impulso, teoría de la distracción- conflicto, teoría de la incertidumbre y aprensión por la evaluación)
  • Sin activación y a través de la conciencia de uno mismo (autoeficacia y autoconciencia)
  • Mediante las consecuencias atencionales de la presencia social.

Teoría del impulso o de la motivación

En 1965, Zajonc planteó una hipótesis para tratar de explicar qué determina que la presencia de otras personas en una situación facilite el desempeño individual, y qué es lo que hace que empeore. Se trata del trabajo publicado en la revista Science.

Se centraba principalmente en los escenarios donde los demás están en una situación en forma de público pasivo. Demostraba que la presencia de otros lleva en ciertas ocasiones a mejorar el rendimiento (facilitación social), mientras que en otras lo empeora (inhibición social).

Según Zajonc (1965), la facilitación y la inhibición social resultan de la activación emocional que sufren las personas cuando están en presencia de otros. La presencia de otras personas mejoraría el rendimiento cuando se trata de tareas sencillas. Sin embargo, cuando este proceso ocurre ante tareas complejas o novedosas, esta misma activación emocional en lugar de tener un efecto positivo en la productividad, puede provocar un perjuicio.

Este razonamiento llevó al autor a la hipótesis que se denominó teoría del impulso o de la motivación. Las personas nos mostramos alerta ante la presencia de otros de manera instintiva.

Este estado de alerta funciona como un impulso para lo que sería nuestra respuesta dominante en una situación determinada.

Una respuesta dominante es aquella que se producirá con mayor probabilidad en una situación específica (porque es un hábito, porque está fácilmente aprendida, etc.). La presencia de otros mejorará el rendimiento cuando la respuesta dominante es la adecuada (habitualmente en tareas sencillas o conocidas), mientras que llevará a inhibición cuando la respuesta dominante es inadecuada (normalmente en tareas complejas o nuevas) (ver Figura 3).

La aportación de Zajonc al proceso de facilitación social es doble:

  1. introdujo la dificultad de la tarea como un moderador del efecto que la presencia de otras personas tiene en el rendimiento individual
  2. propuso que el efecto se producía por un aumento automático de la activación.

Sin embargo, la teoría de Zajonc presenta dos problemas:

  1. investigaciones posteriores demostraron que la mera presencia de otros no produce necesariamente activación (Bond y Titus, 1983). Parece ser que sí se produce activación cuando el individuo afronta tareas difíciles, pero no cuando son fáciles.
  2. se ha criticado el término «activación» por considerarlo demasiado general e inespecífico (Blascovich, Mendes, Hunter y Salomon, 1999). Blascovich y cols. (1999) plantean que en lugar de una activación general, lo que hay es dos tipos de respuesta fisiológica, denominadas patrón de desafío y patrón de amenaza.
    • Patrón de desafío: se produciría cuando la persona percibe que tiene los recursos suficientes para realizar la tarea con éxito. En este caso aumenta el ritmo cardíaco, pero se mantiene la presión sanguínea. Es el que se daría ante tareas que el sujeto conoce bien
    • Patrón de amenaza: se produciría cuando el individuo considera que no dispone de los recursos para afrontar la tarea de manera satisfactoria. Ante esta activación aumenta el ritmo cardíaco pero también la presión sanguínea. Se produciría en tareas complejas o en las que no son tan familiares para el individuo.

Teoría de la Distracción-Conflicto

Esta teoría (Sanders y Baron, 1975; Sanders, Baron y Mooore, 1978) ha propuesto que la presencia de otras personas produce activación y nos distrae, creando un conflicto atencional. Es decir, la activación es un proceso intermedio. Ante el hecho de atender a la tarea o a los demás, se produce un conflicto ante el que la persona debe decidir. Lo que suele suceder es que el rendimiento mejora en tareas fáciles pero empeora cuando son complejas.

Diversos experimentos han demostrado que diferentes formas de distracción (como por ejemplo ruido, movimiento, luces parpadeando), pueden producir efectos de facilitación social, al igual que sucede con la presencia de otras personas.

La principal diferencia entre la teoría de distracción-conflicto y la teoría de la activación de Zajonc es que de acuerdo con la primera, la presencia de otras personas sólo produce efectos cuando provoca distracción y lleva a un conflicto atencional. No obstante ambas teorías comparten que el conflicto atencional produce altos niveles de activación, lo cual aumenta la respuesta dominante.


Cuadro 1. La presencia de otros produce distracción-conflicto

Baron, Moore y Sanders (1978) realizaron un experimento en el que los participantes tenían que hacer una tarea de asociación de palabras.

En una primera fase, de aprendizaje, se les presentaban parejas de palabras que tendrían que recordar después. La tarea podía ser fácil, enseñando palabras relacionadas (ej. estéril-inútil) o compleja, mostrando palabras no relacionadas (ej. desértico-destacado).

En la segunda fase, se les presentaba una de las palabras y tenían que recordar la otra. La tarea de recuerdo tenían que hacerla en solitario, o enfrente de un público.

Resumiendo, el diseño del estudio era experimental 2 (dificultad de la tarea: fácil vs difícil) x 2 (recuerdo en solitario vs recuerdo frente a un público).

Tras la segunda fase, a los participantes se les preguntaba hasta qué punto habían puesto su atención en la tarea y hasta qué punto habían puesto su atención en otras cosas.

Confirmando el efecto de facilitación social, cuando la tarea fácil se hizo frente a un público se cometieron menos errores, pero los errores fueron mayores en la tarea difícil. Pero lo importante de este estudio es que demostró que cuando el recuerdo se hacía frente al público, los participantes reconocían que habían prestado menos atención a la tarea y más atención a otras cosas, justificando así por qué habían sido menos precisos a la hora de recordar palabras.


Explicación basada en la incertidumbre

El efecto de la facilitación social se produce por el sentimiento de incertidumbre que las personas experimentan en una situación en la que existen otros individuos presentes (Guerin e Innes, 1982; Zajonc, 1980).

Según este principio, las personas estamos predispuestas a reaccionar y a controlar los cambios que se producen por la presencia de los demás. El exponerse a situaciones sociales cambiantes es más eficaz si se mantiene un alto nivel de alerta para reaccionar rápidamente.

La facilitación social se produciría en mayor medida cuando las personas nos sentimos amenazadas o no nos creemos capaces de controlar a los demás, o las otras personas no nos resultan familiares. Es decir, en situaciones de alta incertidumbre.

Aprensión por la evaluación

Sería posible que la presencia de otras personas produjera un estado de activación porque a su vez estaría provocando una aprensión por la evaluación.

Desde el modelo de la aprensión de la evaluación (Cottrell, 1972; Cottrell, Wack, Sekerak y Rittle, 1968), se realizaron estudios que indicaban que la facilitación social se producía cuando los individuos percibían que las personas que le observaban realizando una tarea estaban atentas a su ejecución, pero el efecto no aparecía cuando estas personas no prestaban atención a dicha tarea. Es decir, la activación para realizar o incrementar el rendimiento en la tarea se produce cuando las personas son más conscientes de que pueden ser evaluados por los demás, lo que les lleva a preocuparse por ese hecho y dirigir su aumento de activación a la tarea en sí.

Algunos autores en los años 70 sugirieron que el efecto sólo se producía cuando las personas esperaban recibir un feedback negativo, pero investigaciones posteriores demostraron que la facilitación social también se produce cuando las personas esperan recibir un feedback positivo (Blascovich y cols., 1999).

Cómo se produce la activación (si es innato a la presencia de otros según la teoría del impulso, o si es aprendida, bien sea debido a la aprensión por la evaluación o producida por un conflicto atencional), es lo que varía según cada teoría.

Un problema importante es cómo medir dicha activación, dado que las teorías expuestas se basan en el impulso como algo psicológico y no simplemente fisiológico (que sí se puede medir).

Autoconciencia o conciencia sobre uno mismo

Cuando estamos ante la presencia de otras personas, nos miramos y evaluamos a nosotros mismos desde la perspectiva de los demás. De esta manera se hace saliente la diferencia entre cómo realizamos una tarea (o «yo» real) y cómo nos gustaría realizarla (o «yo» ideal»).

Cuanto mayor discrepancia existe entre cómo hacemos algo y cómo nos gustaría realizarlo, aumenta nuestra motivación para mejorar nuestro desempeño.

  • Tarea simple: esta energía adicional mejora nuestro rendimiento
  • Tarea compleja: el esfuerzo excesivo necesario para realizar la tarea con éxito hace que nuestro rendimiento empeore.

Teoría de la autoeficacia

La teoría de la autoeficacia distingue entre:

  • Expectativas de eficacia: se refiere a las creencias del individuo de que es capaz de realizar un determinado comportamiento
  • Expectativas de resultado: son las creencias de que su comportamiento tendrá un resultado que será, con seguridad, positivo o negativo.

De acuerdo con esta teoría, lo importante no es la presencia de los demás, o incluso creer que otros (o nosotros mismos como pasa en la explicación referente a la autoconciencia) nos van a evaluar, sino la valencia positiva o negativa esperada de dicha evaluación. Y esto es lo que llevará a la facilitación o a la inhibición social.

Hay otra explicación que no justifica el efecto de la presencia de otras personas en la productividad ni a través de la activación, ni debido a la conciencia de uno mismo. Esta se basa en las consecuencias atencionales de la presencia social (Baron, 1982; Easterbrook, 1959).

Consecuencias atencionales de la presencia social

Las personas tenemos una capacidad limitada sobre la cantidad de estímulos a los que podemos atender a la vez. Si además, esto se hace en presencia de otras personas, esta capacidad puede verse afectada.

Cuando hay sobrecarga de estímulos, estrechamos nuestra atención y nos concentramos sólo en unos pocos:

  • Tarea difícil: conlleva que tengamos que atender a muchas cosas a la vez, y al habernos concentrado en sólo unos pocos estímulos, nuestro rendimiento empeora.
  • Tarea fácil: al habernos centrado en poca información, que es precisamente lo que requieren este tipo de tareas, nuestro rendimiento mejora.

Conclusiones:

  1. La presencia de otras personas como meros observadores, afecta nuestro rendimiento individual, bien mejorándolo (facilitación social) o empeorándolo (inhibición social).
  2. No obstante, no es la mera presencia de otras personas lo que influye sobre nuestro rendimiento [una revisión realizada por Bond y Titus (1983) de 241 experimentos mostró que sólo explicaba entre un 0,3% y un 3% de la conducta]
  3. Son otros factores producidos por dicha presencia (los factores mediadores que hemos recogido aquí) los que hacen que esta produzca facilitación o inhibición.

Procesos explicativos de los efectos de la coacción en la productividad grupal

Además de audiencia, las otras personas presentes en la situación grupal son a la vez participantes en la acción. Es lo que se denomina como el paradigma o los efectos de la coacción. Lo que ocurre en estas circunstancias es que las personas tienen información de cómo otros están realizando una tarea (que puede ser la misma que está realizando el participante u otra diferente), por lo cual compararán su rendimiento con el de los demás. Esta comparación social puede producirse por dos razones: distracción, o competición.

Distracción

El hecho de que las personas se interesen por cómo los demás realizan una tarea puede resultar fuente de distracción y afectar así a su productividad. Según la teoría de la distracción-conflicto, esto podría llevar a facilitación o a inhibición social.

Ejemplo: En un un trabajo de Sanders y cols., (1978). La tarea que tenían que realizar los participantes consistía en copiar números.

Lo que querían averiguar los autores era la diferencia en el número de dígitos copiados en función de dos variables que manipulaban: que la tarea fuera fácil o difícil, y que el participante realizase la tarea sólo, que hubiera otra persona con él realizando la misma tarea, o que hubiera otra persona pero realizando una tarea diferente.

Según este diseño, la comparación social sólo es relevante cuando hay otra persona realizando la misma tarea que el participante. Los resultados fueron los siguientes:

  1. en la tarea sencilla, los participantes tuvieron tiempo de copiar más números cuando estaban acompañados por alguien que realizaba la misma tarea. Además, en las dos condiciones en las que estaban acompañados de alguien, escribieron más números que cuando estaban solos
  2. en la tarea compleja, se produjeron más errores cuando el acompañante realizaba la misma tarea que cuando hacía otra diferente
  3. lo importante además fue que, independientemente de la dificultad de la tarea, los participantes reconocieron estar más distraídos (por ejemplo, no recordaban todos los detalles de lo que tenían que hacer), cuando la otra persona realizaba la misma tarea.

Competición social

Las personas estamos especialmente motivadas para comparar nuestro rendimiento con aquellos que son similares a nosotros, o un poco mejores (Festinger, 1954).

La coacción estimula la competición y ayuda a obtener un mejor rendimiento especialmente cuando las personas con las que trabajamos son un poco mejor que nosotros. El efecto (la mejora del rendimiento) se consigue principalmente cuando la tarea no es demasiado compleja y depende principalmente del esfuerzo. Sin embargo, nuestra motivación para la competición social es mucho menor con aquellos que realizan la tarea peor que nosotros o, por el contrario, que lo hacen mucho mejor.

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