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Las definiciones de grupo y su convergencia

Turner agrupa las definiciones resaltando la convergencia entre autores al caracterizar los grupos:

  • Definiciones que aluden a la identidad de los miembros del grupo: “dos o más individuos que comparten una identificación social de ellos mismos o se perciben a sí mismos como miembros de una categoría social”

  • Las que enfatizan la interdependencia de los miembros: “un todo dinámico basado en la interdependencia más que en la semejanza” (Lewin)

  • Las que atienden a la estructura social de grupo: “sistema organizado de dos o más individuos que llevan a cabo alguna función, relaciones de rol entre miembros y un conjunto de normas que regulan la función” (Mc David y Harari)

Huici agrupa los atributos definitorios según su importancia:

  • En primer lugar, la interdependencia y la identidad. La interdependencia puede ser entendida en sentido gestáltico, de forma que el grupo es concebido como un todo interrelacionado del que cada miembro es una subparte, y cualquier cambio afecta al conjunto, y también como interdependencia para el logro de metas o satisfacción de necesidades. La identidad de grupo supone una percepción de uno mismo y de los demás como miembros del grupo y el reconocimiento de esa identidad y consiguiente transformación del comportamiento de individual a colectivo en línea con la perspectiva de la identidad social.
  • En segundo lugar, hay otras características como la interacción entre miembros y la creación de una estructura y un sistema de organización social.

Wilder y Simon contraponen la definición categorial basada en la semejanza entre miembros y la definición dinámica, basada en la interacción. En cuanto a la perspectiva categorial, emplea el término categoría y grupo de forma indistinta, y se caracteriza del modo siguiente:

  • Definen la pertenencia al grupo o categoría por compartir una serie de propiedades.

  • El individuo representa a la categoría con características críticas que definen al grupo.

  • El grupo es la suma de miembros individuales, no puede tener características que no posean los individuos.

  • El grupo existe en la mente de los individuos que lo perciben.

  • Implica una simplificación del mundo social pero también se gana en información con dos consecuencias contrarias: se pierden los detalles individuales pero se añade información adicional de las expectativas asociadas a la categoría social.

Respecto a la definición dinámica:

  • Los grupos surgen de la relación entre sus miembros y de su interacción.

  • El ajuste de un miembro depende de su encaje en la estructura, no pudiendo hacer inferencias fácilmente a partir de un miembro hacia el grupo en conjunto.

  • El grupo es más que la suma de sus partes, dado que de la interacción pueden emerger características no presentes en ninguno de sus miembros.

  • Los grupos surgen de la interacción “están ahí fuera”, resultando más fáciles de percibir que los grupos categoriales.

Según estos autores esta doble categorización de los grupos no tiene por qué ser mutuamente excluyente: a partir de la interacción entre individuos se juzga que existe un grupo, y a partir de ahí se infieren semejanzas.

Hamilton, Sherman y Lickel distinguen entre grupos caracterizados por la organización y categorías amplias, fáciles de relacionar con definiciones de grupos dinámicos y categoriales de Wilder y Simon. También indican que la segunda definición con un carácter más amplio que la primera está siendo de interés para los investigadores en el dominio de la percepción intergrupal y de estereotipos.

El debate sobre las categorías y los grupos

Desde la perspectiva dinámica, que pone el énfasis en la interdependencia y en la interacción, como es el Modelo de Interacción Grupal, se cuestiona la definición de grupo desde la identidad social porque no establece distinción entre grupo y categoría social. Rabbie y colbs parten del concepto de grupo de Lewin e indican que para éste un grupo se define como un “todo dinámico” caracterizado por la interdependencia, y que una categoría es una colección de individuos con una característica abstracta en común, pues no es lo mismo verse incluido en un mismo concepto abstracto, que pertenecer a un grupo o sistema que implica interrelación dinámica entre personas con variaciones en el grado de interdependencia entre los miembros. Ésta es la precondición para la formación de grupo, a partir de la cual se dan los restantes procesos.

Desde la perspectiva de la identidad social Turner señala que el concepto de grupo es una “colección de individuos que se perciben como miembros de la misma categoría, comparten una implicación emocional en la definición de sí mismos”. Proponen criterios psicológicos internos de pertenencia y no externos a partir de la semejanza. Lo central es “el papel psicológico de las categorías sociales al definir y transformar al yo individual en uno basado en una identidad social colectiva compartida”.

Esta autodefinición es el criterio de formación de grupo y consiste en una transformación cualitativa del yo y de la conducta, y tiene unas consecuencias tanto en la autopercepción como en la percepción de los otros miembros del grupo y en la conducta hacia ellos y hacia los que no comparten esa identidad.

Bar-Tal hace una propuesta integradora de las condiciones necesarias y suficientes para que un colectivo se convierta en un grupo:

  1. que los miembros del colectivo se definan como miembros del grupo,
  2. que compartan las creencias grupales y
  3. que exista algún grado de actividad coordinada. De estas condiciones la más importante es la creencia de que se constituye un grupo.

El continuo de grupalidad

Otra aproximación al problema consiste en considerar que los conjuntos de personas poseen un grado mayor o menor de grupalidad o de integración social que determina que actúen más como miembros de grupo que como individuos aislados. Para establecer ese continuo de grupalidad se valen de los criterios propuestos por Mc Grath: tamaño, interdependencia y patrón temporal. Cuanto menor sea el grupo, más interacción se dé entre los miembros en distintos dominios y más larga sea su duración, mayor será su carácter grupal. Hay unos límites en los extremos de ese continuo: se discute si la díada puede ser o no un grupo, porque al faltar un sólo miembro, desaparece, o el que no se puedan dar coaliciones. Se discute también si las organizaciones se consideran como grupos.

Moreland argumentaba por qué las diadas no podían ser consideradas grupos:

  • Son más efímeras, al formarse y al disolverse.
  • Las emociones son más fuertes y distintas.
  • Las díadas son más simples que los grupos.
  • La investigación sobre grupos y díadas se lleva a cabo en gran medida de forma independiente por distintos investigadores.

La percepción de los grupos como entidad

Se estudian las condiciones para que un grupo sea percibido como una entidad y los efectos de esa percepción. Campbell se basa en los principios de la Gestalt sobre organización perceptiva para la percepción de la entitatividad, que es el grado en que una entidad tiene existencia real. Los más importantes antecedentes a la hora de establecer esos límites y de percepción del grupo como entidad son: el destino común, la semejanza y la proximidad.

El destino común tiene que ver con que los componentes del grupo obtengan resultados comunes (la más importante). La semejanza en alguna característica perceptible influyen en la consideración de un conjunto de individuos como grupo. Ej: uniforme de un equipo deportivo. Es menos importante pero utilizado como indicador inicial de la entitatividad. La proximidad es la ocupación de un espacio común (también con carácter preliminar).

El renovado interés por estudiar la entitatividad se ha centrado en las diferencias en la percepción y procesamiento de la información relativa a individuos y a grupos y en cómo se da una aproximación entre ambas cuando se trata de grupos con carácter de entidad, y los efectos de la entitatividad.

En cuanto a las diferencias en el PI, Hamilton y Sherman ponen de relieve que la información se procesa de modo diferente cuando lo que se percibe es un individuo o un grupo. Las personas son percibidas como entidades coherentes. Cuando se percibe a un individuo se tiende a hacer inferencias acerca de sus disposiciones y se hacen juicios en directo conforme se procesa la información. En los grupos se espera menos coherencia y los juicios se basan en la memoria. En los individuos se espera consistencia en la conducta en distintas situaciones y momentos, esta expectativa que es mucho menor en el caso de los grupos. También la percepción de personas se realiza en impresiones organizadas en mayor medida que cuando se trata de grupos. Por último, cuando se trata del PI inconsistente en el caso de individuos, se dedica más tiempo al PI, se hacen más inferencias causales y se recuerda mejor la información inconsistente que la consistente que en el caso de grupos. Además añaden que cuanto más se percibe un grupo como entidad, más probable será que el tipo de PI se asemeje al que se da cuando se trata de individuos.

En cuanto a los determinantes de la percepción de entitatividad se pueden distinguir las propiedades de grupo, los derivados de las metas, motivaciones y creencias del que percibe y los que tienen que ver con el contexto. En cuanto a las propiedades de grupo, la más importante es la organización y la estructura entre sus miembros: jerárquica, diferenciación de roles, integración de la actividad y diferenciación de poder, liderazgo, status y responsabilidad. La entitatividad y la importancia del grupo se relacionan con el grado de interacción, las metas comunes, los resultados comunes y la semejanza entre miembros. Otras propiedades como el tamaño del grupo, la permeabilidad de las fronteras de grupo y la duración, tienen relaciones más débiles con la entitatividad. Yzerbyt agrupa las propiedades de la entitatividad en el conjunto de la semejanza y en el conjunto de la organización.

Respecto a las metas y creencias del que percibe, se sugiere que en culturas colectivistas que tienen más en cuenta la interdependencia que las individualistas puede que se perciba la entitatividad de grupos de distinto modo o tomando en cuenta otras propiedades. Cuando se tienen en cuenta las posibles motivaciones individuales como determinantes de la percepción de la entitatividad, se alude a la motivación hacia la certeza que lleva a los individuos a percibir mayores diferencias entre categorías y la formación de grupo como modo de reducir la incertidumbre, dado que el consenso de grupo sirve para aportar la certidumbre subjetiva.

Respecto al contexto en el que se percibe el grupo, en un contexto competitivo es más probable que se perciba la entitatividad. Ej: los exogrupos de competencia como más homogéneos que con los que no se compite. La consideración de un grupo como mayoría o minoría influye en el grado en que se almacena la información en función de la categoría o de los individuos. En minoría se percibe mayor entitatividad que los de mayoría. Al percibir a un exogrupo con valores en conflicto con los del grupo propio y cuyo poder aumentaba y podía considerarse amenazante, se producía una percepción más extrema y homogénea del mismo.

Respecto a los efectos de la entitatividad, respecto a exogrupos, los grupos entitativos que además tienen semejanza física son juzgados como semejantes psicológicamente y actuando colectivamente contra los que no son miembros del grupo. O sea, los indicadores externos de la entitatividad pueden dar lugar a juicios negativos aunque no se tenga información acerca de ellos. Esto puede llevar a la creación de estereotipos negativos sobre grupos poco conocidos, así parece que la entitatividad añade algo a la tendencia general a juzgar las interacciones con los grupos como más competitivas que las realizadas entre individuos. Así parece que existe una expectativa asociada al esquema de grupo que incluye expectativas de competición, engaño y desconfianza. La conclusión es que puede que las percepciones de entitatividad lleven a la venganza respecto a grupos hostiles.

De los efectos de la percepción de la entitatividad del grupo propio destacan dos efectos. Uno es el efecto “oveja negra”, que es la tendencia a juzgar más negativamente la conducta de un miembro del propio grupo que exhibe una conducta desviante negativa que cuando el que la realiza es miembro de otro grupo. Este efecto es mayor en los miembros del grupo que se identifican más con él y sirve para que no cambie su imagen del grupo. Otro es el efecto de “sobreexclusión endogrupal”, que es la tendencia general a definir criterios más estrictos para aceptar a una persona en el grupo propio que a rechazarla como miembro del exogrupo. También son los miembros de grupo que más se identifican los que muestran más este efecto. Sería una forma de mantener el nivel de entitatividad.

El grado de entitatividad percibida del propio grupo influye en la identificación con él. La entitatividad da lugar a percepción de eficacia que a su vez influye en la atracción hacia el propio grupo. La entitatividad tiene efectos dispares en el grupo propio o en el exogrupo del que percibe: cuando es el propio grupo, aumenta la identificación; cuando es un exogrupo aumenta la percepción de que es amenazante.

Percepción de entitatividad
Endogrupo Exogrupo

Efecto Oveja negra

Sobre-exclusión endogrupal

Identificación

Atribución de intencionalidad

Seguridad frente amenazas

Amenaza

Estereotipos negativos

Creencias de conspiración

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