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A pesar de que a lo largo de este capítulo se ha mostrado un panorama poco halagüeño en torno a la influencia de los estereotipos relativos a la edad, también es cierto que algunas investigaciones han analizado estrategias para su cambio, aunque los resultados obtenidos no hayan logrado del todo los efectos esperados.

En este sentido, Guo, Erber y Szuchman (1999) utilizaron una muestra de 90 participantes, de edades comprendidas entre los 17 y los 24 años, con el objetivo de comprobar si la información contraria al estereotipo conseguía cambios en la evaluación de una persona mayor. Para este fin, se manipularon dos tipos de variables experimentales:

  1. activación o no del estereotipo que relaciona la pérdida de la memoria con la vejez, y
  2. edad de un hombre (joven o mayor) del que se daba información que indicaba que había tenido varios olvidos.

En función de estas dos variables independientes, se formaron seis grupos, a cuyos participantes se proporcionó distinta información según la condición para manipular la activación de los estereotipos de edad:

  1. Condición de activación del estereotipo: a los participantes en esta condición se les daba una información que afirmaba que la memoria empeoraba durante la vejez.
  2. Condición contraria al estereotipo: en la información que recibían los participantes en esta condición se afirmaba que la memoria no se veía afectada por el paso de los años, permaneciendo constante.
  3. Condición de control: los participantes en esta condición no recibían ninguna información sobre ese tema.

Posteriormente, en cada uno de los grupos de las condiciones anteriores (incluida la de control), la mitad de los participantes leían un texto sobre una entrevista a un varón de 28 años, y la otra mitad el mismo texto, pero referido a un varón de 67 años. En ambas entrevistas la información era idéntica, y en ella se presentaban distintos olvidos de esa persona (la dirección de su domicilio, el nombre de la persona que le entrevistaba, etc.).

La hipótesis era que la activación de la característica «pérdida de memoria», asociada a la vejez (condición de activación del estereotipo), fortalecería el estereotipo de los mayores cuando el texto se refería a la persona de 67 años, mientras que la información sobre el mantenimiento de la memoria (condición contraria al estereotipo) debilitaría dicho estereotipo cuando la persona tenía 67 años. Para demostrar este efecto, los autores preguntaron a los participantes, tras la lectura de la entrevista, si la falta de memoria del protagonista se debía a una falta de capacidad. La respuesta a esta pregunta, que constituía la variable dependiente del estudio, debía señalarse en una escala tipo Likert de siete puntos, donde el valor 1 indicaba que no era la causa en absoluto, mientras que el valor 7 indicaba que era la causa principal.

En primer lugar, los resultados mostraron que los participantes de la condición de control no se vieron afectados por que el protagonista del texto tuviese 28 ó 67 años, ya que para ambos indicaron el mismo grado de falta de capacidad (ver parte central del Gráfico 7.1). Es decir, la edad del protagonista no fue lo suficientemente importante para que las percepciones de falta de capacidad fuesen estadísticamente distintas.

Sin embargo, aquellos participantes que leían la información que activaba el estereotipo de los mayores fortalecían dicho estereotipo, ya que atribuyeron los olvidos a una falta de capacidad significativamente en mayor medida cuando el protagonista del texto tenía 67 años que cuando tenía 28. Es más, se observó que esta diferencia se producía en dos sentidos opuestos: una mayor percepción de falta de capacidad cuando el protagonista del texto es una persona mayor, y el efecto contrario cuando el protagonista es una persona joven. Es decir, la activación del estereotipo de persona mayor, no sólo modifica la percepción de los miembros del grupo de mayores (aumenta la percepción de falta de capacidad), sino también la percepción de los miembros del grupo de jóvenes (menor percepción de falta de capacidad).

Finalmente, en la condición contraria al estereotipo, donde se señalaba que la memoria permanecía constante con la edad, no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre los participantes que leyeron la entrevista del protagonista joven y los que leyeron la del mayor. Y, lo que es más importante, esta condición no se diferenció significativamente de la condición de control.

En definitiva, parece ser que presentar información contraria al estereotipo no modifica claramente los estereotipos negativos relativos al grupo de mayores, ya que las respuestas de los participantes no se diferenciaron de la condición de control, contrariamente a lo que señalaban los autores en su hipótesis principal. Sin embargo, el estereotipo es fácilmente activado por la presentación de información congruente con él, ya que las evaluaciones de los dos protagonistas en esta condición sí fueron dependientes de su edad.

De forma similar, Cuddy y sus colaboradores (2005) comprobaron si se podía modificar el contenido del estereotipo de los mayores variando el nivel de competencia con el que se presentaba un miembro del grupo. Para este fin se mostró a un grupo de estudiantes universitarios (que constituyó el grupo control) el siguiente texto:

George es una persona de 71 años de edad, fontanero jubilado. Actualmente vive en el estado de Nueva York. Los primeros años de jubilación le resultaron algo difíciles, pero desde que comenzó a realizar diversas actividades considera agradable el período de jubilación . juega al golf al menos una vez por semana y se mantiene ocupado con su nieto, que vive en su propio vecindario. Él y su mujer Margaret disfrutan dando largos paseos.

Esta condición control se comparó con dos condiciones experimentales, en las que se añadió información adicional para modificar el nivel de competencia percibida en la persona estímulo. En la condición de baja competencia los participantes leían :

George es una persona de 71 años de edad, fontanero jubilado. Actualmente vive en el estado de Nueva York. Los primeros años de jubilación le resultaron algo difíciles, pero desde que comenzó a realizar diversas actividades considera agradable el período de jubilación. juega al golf al menos una vez por semana y se mantiene ocupado con su nieto, que vive en su propio vecindario. Él y su mujer Margaret disfrutan dando largos paseos.

Últimamente, George ha tenido algunos problemas de memoria. Por ejemplo, la semana pasada estuvo media hora buscando sus llaves y, finalmente, su mujer le tuvo que indicar dónde las había dejado.

Por su parte, en la condición de alta competencia los participantes leían:

George es una persona de 71 años de edad, fontanero jubilado. Actualmente vive en el estado de Nueva York. Los primeros años de jubilación le resultaron algo difíciles, pero desde que comenzó a realizar diversas actividades considera agradable el período de jubilación. juega al golf al menos una vez por semana y se mantiene ocupado con su nieto, que vive en su propio vecindario. Él y su mujer Margaret disfrutan dando largos paseos.

George está orgulloso de conservar una memoria perfecta . A pesar de que la semana pasada estuvo más de media hora buscando sus llaves, finalmente pudo recordar exactamente dónde las había dejado.

Posteriormente, los participantes completaron una pregunta sobre la competencia percibida en la persona estímulo -«En qué medida piensas que George es competente»-, y tres ítems relativos a la dimensión sociabilidad (sociable, amistoso y bien intencionado). Las medidas de las variables dependientes (competencia y sociabilidad) fueron tomadas en una escala de formato tipo Likert de 1 (poco) a 9 (mucho). Los resultados indicaron que los participantes percibían el mismo nivel de competencia en las tres condiciones experimentales. Es decir, la visión de competencia de una persona mayor fue independiente de que se diera una u otra información sobre ella. Por otra parte, y de acuerdo con el modelo sobre el contenido de los estereotipos, los resultados mostraron que en la condición de baja competencia, en comparación con las otras dos condiciones, los participantes aumentaron la puntuación de sociabilidad de la persona estímulo.

En definitiva, se observó un aumento de la estereotipia relativa al grupo de mayores cuando se presentó información congruente con el estereotipo, ya que se les atribuía más sociabilidad, pero la manipulación que perseguía reducir el impacto de los estereotipos no se diferenció de la condición de control.

Partiendo de otras investigaciones, que han puesto de manifiesto la eficacia de adoptar la perspectiva de los miembros de ciertos grupos discriminados para mejorar los estereotipos del grupo en su conjunto (Batson, Polycarpou, Harmon-Jones, Imhoff y cols., 1997), se ha empleado en este contexto de la estereotipia relacionada con la edad la estrategia denominada «toma de perspectiva». Con esta estrategia, en la que se induce a los miembros de la mayoría a ponerse en el lugar de miembros de grupos discriminados, se persigue provocar una experiencia de sentimientos de empatía hacia la persona estímulo, que se extiende hacia el grupo en su conjunto. En este sentido, Galinsky y Moskowitz (2000) mostraron que el inducir a jóvenes a que adoptasen la perspectiva de una persona mayor, «imaginando cómo puede ser un día de su vida y tratando de ponerse en su lugar», tenía dos tipos de efectos en relación con el grupo de las personas mayores. Primero, los describían de forma más similar a como se describían a ellos mismos y, por otra parte, reducían el uso de estereotipos relativos al grupo de mayores. Parece, por lo tanto, que este tipo de estrategia es más eficaz para cambiar los estereotipos, que las estrategias que simplemente presentan información contraria al estereotipo, como normalmente se emplea en los medios de comunicación de masas para reducir el impacto de los estereotipos asociados a la edad.

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