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Turing estableció las bases de la inteligencia artificial en un artículo en el que propuso un juego para determinar si los ordenadores se podían considerar máquinas inteligentes. Consistía en plantear preguntas a una persona y a un ordenador, y si un observador externo no podía distinguir entre ambas respuestas, entonces se consideraba que el ordenador se comportaba de un modo inteligente. Esta “prueba de Turing” se ha considerado como el criterio definitorio de la inteligencia artificial. Diferenció la estructura física (hardware) de los programas (software).

Funcionamiento cerebral desde la inteligencia artificial: El cerebro empezó a concebirse como un órgano especializado en el procesamiento de información y el término de computación comenzó a aplicarse no solo a las operaciones que realizan los ordenadores, sino también a las que realizan el cerebro y sus elementos funcionales, las neuronas. Así cada neurona, funcionaría como un microprocesador que asimismo transforma las señales de entrada que recibe de otras neuronas y transmite a su vez a otras neuronas.

Jerarquía de niveles de análisis según Marr: partiendo de un análisis computacional del sistema visual, Marr diferenció una jerarquía de niveles de análisis:

  1. Un nivel estrictamente computacional de análisis abstracto del problema que permita identificar los elementos de la señal que va a ser computada

  2. Un nivel de algoritmo, esto es, de elaboración de un procedimiento formal que permita resolver las computaciones que el sistema debe realiza y

  3. Un nivel de implementación física, que puede ser un ordenador o un sistema biológico.

Cada uno de estos niveles aunque se pueden estudiar de manera independiente, enfatizó que los dos niveles superiores, que utilizan un lenguaje computacional, se relacionan con el nivel más bajo, que en condiciones naturales requiere un lenguaje biológico. De hecho, tuvo en cuenta en su modelo del procesamiento visual aspectos de la neuroanatomía y la neurofisiología del sistema visual.

La falacia de la independencia de los niveles computacional (algoritmo) y biológico (implementación física), fue demostrada desde los modelos de redes neuronales. Esta independencia se puede mantener en la inteligencia artificial pura, cuyo objetivo es resolver problemas computacionales para que los ordenadores puedan resolver tareas concretas, pero esta independencia es insostenible en los modelos de simulación por ordenador de funciones psicológicas reales, ya que éstos deben tener en cuenta los principios del funcionamiento cerebral.

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