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Las distintas teorías formuladas para describir y explicar la personalidad pueden organizarse en torno a 3 modelos teóricos:

  • Modelo internalista: entiende que la conducta está fundamentalmente determinada por factores personales o definitorios del individuo

  • Modelo situacionista: entiende que la conducta está principalmente determinada por las características del ambiente o situación en que ésta tiene lugar

  • Modelo interaccionista: (reúne las dos posiciones anteriores) señalando que la conducta está determinada, en parte, por características personales, en parte por parámetros situacionales y fundamentalmente por la interacción entre ambos conjuntos de determinantes.


Resumen de las características de los modelos teóricos en psicología de la personalidad

  • Internalista (organísmico)
    • Conducta fundamentalmente determinada por variables personales
    • Consistencia – estabilidad
    • Variables personales permiten predecir la conducta
    • Metodología clínica y/o correlacional
    • Persona: activa
  • Situacionista (mecanicista)
    • Conducta fundamentalmente determinada por variables situacionales
    • Especificidad
    • Personalidad = Conducta
    • Metodología experimental
    • Persona: reactiva
  • Interaccionista (dialéctico)
    • Conducta fundamentalmente determinada por la interacción entre variables personales y situacionales
    • Por parte de las variables personales: mayor peso de los factores cognitivos
    • Por parte de las variables situacionales: mayor peso de la situación psicológica o percibida
    • Persona: activa e intencional

Modelo Internalista

El modelo internalista entiende a la persona como organismo activo, determinante fundamental de la conducta que manifiesta en las distintas situaciones. La característica principal es que los determinantes principales de la conducta son los factores, dimensiones estructurales, o variables personales, que definen a un individuo.

Junto con esta característica, este modelo mantiene que la conducta de los individuos es altamente consistente a lo largo de las distintas situaciones y estable a lo largo del tiempo ⇒ si las expresiones comportamentales de los individuos dependen de sus características personales, no afectando apenas la situación, se esperará que, en la medida en que dichas características son relativamente duraderas y consistentes, la conducta a que dan lugar reúna también estas condiciones.

Si la conducta es función de las variables personales, conocidas éstas, podrán hacerse predicciones válidas del comportamiento de los individuos. Para llevar a cabo este análisis de las variables personales se usa la metodología clínica y/o correlacional.

Mientras el modelo mecanicista (o situacionista) ha guiado la investigación hacia los elementos básicos de la personalidad, el modelo internalista u organísmico ha moderado ese reduccionismo manteniendo como objeto de estudio la persona como todo integrado y los aspectos subjetivos o no directamente observables de la personalidad.

En este modelo internalista pueden establecerse diferencias entre los planteamientos en función de la naturaleza de las características personales. Pueden distinguirse 3 tipos de planteamientos teóricos: procesuales, estructurales (ambos otorgando a las variables personales una naturaleza psicológica) y biológicos.

Planteamientos procesuales

Las teorías procesuales (de estado) consideran que las variables personales que determinan la conducta y que posibilitan su predicción, son de naturaleza dinámica, como estados y mecanismos afectivos y/o cognitivos, existentes en el individuo.

Este tipo de planteamientos ha estado vinculado a la práctica clínica y pretendía dar respuesta a los problemas observados entre los pacientes o clientes que asistían a la consulta. Se usa la metodología clínica lo que implica el estudio del individuo total, con su peculiar y definitoria organización de los estados o procesos internos estudiados a partir de la recogida de datos basados en las observaciones de la conducta, en contextos terapéuticos.

Las afirmaciones realizadas a partir de los datos se extrapolan a contextos no clínicos, proponiéndose como teorías generales de la conducta.

Entre estos planteamientos se incluyen las teorías psicodinámicas, las teorías fenomenológicas o la teoría de los constructos personales de Kelly. Estas teorías comparten los supuestos generales del modelo internalista y los particulares de las teorías procesuales pero a su vez, existen entre ellas diferencias en la naturaleza concreta de las variables personales analizadas en cada caso.

Planteamientos estructurales

En este tipo de planteamientos se considera que las variables personales son de naturaleza “estructural”, denominándolas como rasgos o disposiciones estables de conducta, cuya organización y estructuración peculiar configura la personalidad del individuo.

Allport define el rasgo como algo que tiene una existencia real: “sistema neuropsíquico generalizado y focalizado, dotado de la capacidad de convertir muchos estímulos en funcionalmente equivalentes y de iniciar y guiar formas coherentes de comportamiento adaptativo y expresivo”.

Definiciones en términos de constructos han sido dadas por Cattell o Guilford como disposiciones relativamente estables y duraderas que ejercen efectos generalizados sobre la conducta.

Los rasgos son comunes a las distintas personas, explicando las diferencias individuales en función de la posición que cada individuo ocupa a lo largo de la dimensión (o rasgo), así como de la peculiar organización entre los distintos rasgos.

Se sostiene que la conducta es consistente y estable a lo largo de las distintas situaciones y en diferentes momentos temporales, es decir, la ordenación de los individuos en una variable o determinante personal específico se mantiene cuando se observa la conducta en otros contextos.

La mayor parte de la investigación sobre rasgos ha estado guiada por el uso de metodología multivariada, basada en un modelo acumulativo de medición. En este tipo de modelos acumulativos, los indicadores de rasgo (o conductas a partir de las que se infieren los rasgos como determinantes subyacentes explicativos de dichas manifestaciones conductuales) están aditivamente relacionados con la disposición inferida (relaciones directas entre personalidad y conducta), en cambio en los planteamientos procesuales se atribuyen relaciones no aditivas o indirectas entre la conducta y los estados fundamentales supuestos.

Los planteamientos teóricos más significativos dentro de este enfoque serían el modelo de los 16 factores de personalidad de Cattell, el modelo de los 3 factores o modelo PEN (psicoticismo, extraversión y neuroticismo) de Eysenck y el modelo de los 5 grandes factores (neuroticismo, extraversión, afabilidad, tesón y apertura a la experiencia) de Costa y McCrae.

Se usan métodos correlacionales y como técnicas de recogida de datos los cuestionarios, inventarios, escalas y tests.

Actualmente se habla de un modelo de 6 factores de personalidad que se denomina HEXACO. Las dimensiones que contienen serían Honestidad-Humildad, Emocionalidad, Extraversión, Afabilidad, Responsabilidad y Apertura a la experiencia.

Planteamientos biológicos

Son teorías que consideran que la conducta manifestada por un individuo está determinada por su peculiar configuración anatómica, estableciendo a partir de la observación sistemática, tipologías constitucionales que han sido usadas en contextos clínicos y en el estudio de la conducta delictiva, como las tipologías de Kretschmer o de Sheldon.

Dentro de este contexto se incluyen las concepciones que explican la conducta a partir del funcionamiento del sistema nervioso.

Modelo Situacionista

Los supuestos principales del modelo situacionista o mecanicista parten de la idea de que las causas que ponen en marcha y dirigen la conducta de las personas están fuera de ellas, lo que las hace ser más reactivas que activas.

El conocimiento de los factores o condiciones externas permite establecer predicciones exactas de lo que ocurrirá en posteriores evaluaciones o momentos y establecer secuencias causales.

Los planteamientos integrados en el modelo situacionista se caracterizan con respecto al modelo internalista por un cambio en la consideración de los factores determinantes de la conducta: en el internalista el mayor peso explicativo del comportamiento recaía sobre variables personales (rasgos o procesos afectivos y/o cognitivos) y en el situacionista se deja recaer dicha determinación sobre factores ajenos o externos al individuo (sobre las condiciones estimulares que configuran la situación en que se desarrolla la conducta).

Esta característica general se traduce en 2 supuestos principales:

  • la consideración de que la conducta es aprendida: deben estudiarse los procesos de aprendizaje por los que adquirimos nuevas conductas. Este estudio se realiza mediante metodología experimental.

  • el énfasis en el estudio de la conducta como unidad de análisis: sería el objeto principal de la investigación. Esto contrasta con el modelo internalista donde el estudio de la conducta era el instrumento mediante el que se llegaba a analizar (a través de relaciones directas o indirectas) los determinantes personales subyacentes a la misma que eran su objetivo primario.

Desde el momento en que el peso explicativo de la conducta recae en variables ajenas al organismo, no se habla de consistencia sino de especificidad: la conducta variaría en función de las peculiares condiciones estimulares a que se enfrenta el individuo.

Las aproximaciones integradas en este modelo introducen matizaciones en sus formulaciones: hay teorías que se limitan a aplicar los principios del aprendizaje a la conducta humana, otras usan dichos principios para explicitar y contrastar supuestos de los planteamientos de naturaleza dinámica o procesual y otras conceptualizadas como teorías de aprendizaje social siguen enfatizando el carácter determinante de las situaciones pero incluyen en sus análisis de la conducta variables personales siempre moduladas por la percepción, significado o reacción que produce la situación a la que los individuos se enfrentan (primer intento de integración de los modelos internalista y situacionista)

En la actualidad el modelo situacionista se ha reconducido a partir de las aportaciones pioneras sobre aprendizaje social cognitivo de Rotter y Bandura y por el sistema cognitivo-afectivo de personalidad (CAPS) representado por Mischel y Shoda.

Modelo Interaccionista

Los modelos anteriores (internalista y situacionista) son modelos unidimensionales que solo pueden postular relaciones de naturaleza aditiva entre los elementos determinantes de la conducta o de naturaleza interactiva unidireccional donde a partir de la interacción entre variables independientes se predice el efecto dependiente.

El modelo interaccionista (o dialéctico) vendría a superar las limitaciones de los planteamientos unidimensionales (modelo internalista y situacionista) al entender que la conducta estaría determinada en parte por variables personales, por otra parte por variables situacionales pero sobre todo por la interacción entre ambos tipos de determinantes.

Bajo este modelo de sistema abierto, la personalidad sería un sistema autorregulador en permanente interacción con otros sistemas. Los conceptos de autorregulación y de interacción serían las piedras angulares de la personalidad.

Los 4 postulados teóricos del interaccionismo (Endler y Magnusson):

  1. La conducta es función de un proceso continuo de interacción bidireccional entre el individuo y la situación en que se encuentra

  2. El individuo es un agente activo e intencional en este proceso de interacción

  3. Por parte de la persona, los factores cognitivos son los determinantes más importantes de la conducta

  4. Por parte de la situación, el determinante principal viene dado por el significado psicológico que el individuo asigna a la situación

El primero de los supuestos implica lo esencial del modelo interaccionista: la conducta está determinada por un proceso continuo de interacción entre los factores personales y situacionales en un contexto bidireccional.

Hay 2 tipos de interacción:

  • la mecanicista (o unidireccional): se centra en la interacción entre los efectos principales (persona y situación) sobre la conducta. Usa como técnica estadística el análisis de varianza distinguiendo entre variables independientes (factores personales y situacionales) y dependientes (conducta analizada). La interacción sería entre causas, no entre causa y efecto.

  • la dinámica (recíproca o multidireccional): se centraría en la interacción recíproca entre conducta, factores personales y factores situacionales. Sería multidireccional, analizando tanto las interacciones entre variables independientes, como entre variables independientes y dependientes.

En el modelo de interacción multidireccional se consideran 4 fases representadas por rectángulos: en la Fase A habría 2 categorías de fenómenos, la variables personales y las situacionales que afectarían a la percepción de las situaciones (Fase B). Como consecuencia se producirán cambios en el nivel de activación (Fase C) y finalmente las consecuencias de dichos cambios se recogerían en la Fase D. A su vez, la Fase D puede afectar a la percepción de la situación y de ahí a la Fase C. Todas las fases están continuamente interactuando siendo causa y efecto en todo momento. Al pasar a otra situación, las variables personales (incluidas en A) pueden verse modificadas (motivaciones, cogniciones) por la experiencia de la situación previa.

El segundo supuesto de los planteamientos interaccionistas señala que el individuo es un agente intencional y activo en el proceso continuo de interacción. La persona interpreta las situaciones, les asigna un significado y como resultado de su historia de de aprendizaje elige las situaciones a las que se enfrenta, seleccionando de ellas aquellos aspectos que le resultan más significativos, convirtiéndose en señales de su conducta.

En relación con el tercer supuesto, los determinantes personales que son más importantes desde este entendimiento interaccionista de la conducta son los factores cognitivos. Mishel ofrece un entendimiento más estructurado de los determinantes personales de naturaleza cognitiva.

Finalmente el cuarto aspecto señala que el aspecto más relevante de la situación en la interacción, como determinante de la conducta, es su significado psicológico.

Existe una diferencia entre:

  • Entorno: marco general en que tiene lugar la conducta (factores sociales y culturales)

  • Situación: marco momentáneo o escenario en que ocurre la conducta

  • Estímulos: elementos que integran y conforman la situación

La distinción entre entorno y situación es análoga a la distinción entre rasgo y estado, siendo los entornos conceptualizados como marcos generales (rasgos), y las situaciones como marco momentáneo y cambiante (estados).

Los estímulos formarían parte de las situaciones y éstas a su vez formarían parte de los entornos.

El término situación percibida (factores psicológicos) hace referencia al proceso por el que las situaciones y las condiciones situacionales son percibidas, construidas cognitivamente y valoradas por la persona.

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