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En este epígrafe se enumerarán las diferencias halladas entre hombres y mujeres en las áreas exploradas en el proyecto de investigación (FOM/624/2003, 2007). Se comienza indicando la comparación en las variables sociodemográficas estudiadas y, a continuación, se comentan los resultados enmarcados en el ámbito psicosocial.

Respecto a las variables sociodemográficas sondeadas en la muestra (n = 3.414), se encuentra que los hombres afirman tener mayor experiencia (conducen mayor número de kilómetros diaria, semanal, mensual y anualmente), así como asiduidad en la conducción.

Estos datos han podido verse afectados por el hecho de que existe igualmente un mayor porcentaje de hombres que pueden ser considerados profesionales de la carretera. Del mismo modo, los hombres poseen más tipología de carnés y/o variedad de vehículos, datos, asimismo, coherentes con la afirmación anterior.

Si se atiende a la familiaridad experimentada mediante la conducción en un túnel, parece que los hombres suelen transitar más a través de ellos. No obstante, esta mayor experiencia no repercute en un mayor conocimiento de las conductas recomendadas en caso de emergencia en el túnel. De hecho, no existen diferencias en su conocimiento del protocolo de actuación y, aunque es más frecuente que los hombres sepan que deben apagar el fuego con un extintor, las mujeres saben más que deben abandonar el vehículo.

A pesar de que la formación o el conocimiento de los hombres y las mujeres es similar, se encuentran diferencias en otros parámetros relevantes. Por ejemplo, los hombres sobrestiman más la frecuencia de accidentes en túneles (el 85,2 frente al 81,9%; x 2 [1963] = 3,90, p < 0,05), aunque esta idea debe tomarse con cautela, ya que las medias se hallan en torno a puntuaciones cercanas al desacuerdo o posiciones neutras con la afirmación presentada.

Si se atiende a la percepción de gravedad de las consecuencias que puede acarrear un accidente, las mujeres estiman mayor gravedad (tanto a cielo abierto como en túnel). Además, estas mismas consideran en mayor medida que conducir por un túnel resulta relativamente arriesgado.

Parece que los hombres llevan a cabo mayor número de conductas de riesgo en el túnel que las mujeres. Concretamente, un mayor porcentaje de ellos afirma sobrepasar los límites de velocidad (120 km/h). Además, estos tienden a adelantar a utilitarios dentro del túnel en mayor medida que las mujeres (el 59% frente al 48% ; x 2 [1958] = 23,89, p < 0,0001). Igualmente, los hombres tienden a adelantar en más ocasiones a vehículos pesados (el 57,6% frente al 46,2%; x2 [1895] = 24,56, p < 0,0001), lo cual consideran una conducta normativa ya que también estiman, en mayor medida que las mujeres, que el resto de la población general lo hace. Las mujeres, en vez de adelantar a vehículos pesados, tienden en mayor medida a frenar para mantener mayor distancia de seguridad entre su vehículo y este (el 56,3% frente al 47% ; X2 [1873] = 16,12, p < 0,0001), y consideran en mayor medida, que el resto de la población hace lo mismo aunque en una proporción menor a la de su propia conducta.

Finalmente, un dato que resulta curioso a la luz de los resultados obtenidos anteriormente consiste en que, si atendemos a los propios percentiles de la muestra, existen proporcionalmente más mujeres que mantienen menor distancia de seguridad.

En cuanto a la probabilidad de sufrir accidentes, las mujeres, comparadas con los hombres, se atribuyen mayor probabilidad tanto a cielo abierto como en túneles. Asimismo, estas atribuyen también mayor probabilidad de sufrir accidentes a las personas similares y a la población general. Coherentemente con estos resultados, los hombres se autoperciben más capaces de controlar una situación fortuita que pudiera, en última instancia, derivar en accidente, tanto cuando transitan por una vía a cielo abierto como cuando lo hacen a través de un túnel.

Si se toman en cuenta las emociones vividas mientras se transita a cielo abierto y en túneles (medidas, en este último caso, en tres situaciones temporales: antes de entrar, mientras se transita a través del túnel y después de salir del túnel), las mujeres experimentan con mayor intensidad emociones de tinte negativo y asociadas con el desasosiego, especialmente cuando se está transitando a través del túnel.

Las mujeres se hallan más preocupadas por verse involucradas en un accidente y ante las conductas temerarias frente al volante. También se hallan más preocupadas que los hombres ante la posibilidad de que se produzcan fallos en el vehículo y por la polución generada por la circu­lación. En el caso de los hombres, éstos muestran más preocupación que las mujeres ante los atascos de circulación.

Asimismo, las mujeres se hallan más de acuerdo que los hombres con que las instituciones tomen partido para reducir la accidentalidad en las carreteras.

Además, nuevamente las mujeres consideran como más peligroso el hecho de haber bebido alcohol y conducir deprisa. Asimismo, consideran estos factores como determinantes de los accidentes de tráfico. Igualmente, piensan que una mala señalización de tráfico, un vehículo demasiado rápido y un vehículo demasiado viejo pueden ocasionar accidentes.

En cuanto a la fiabilidad y la seguridad de los vehículos, las mujeres le otorgan más importancia. Concretamente, estas consideran importante la seguridad y la fiabilidad de los vehículos.

En consonancia con lo anteriormente expuesto, los hombres presentan un perfil de conducta temeraria mayor que el de las mujeres. Concretamente, ellos mencionan en mayor medida que les gusta conducir rápido y arriesgadamente, y que, a veces, hacen carreras. En cambio, como anteriormente se constató, las mujeres se sienten más atem orizadas por la posibilidad de que les ocurra un accidente.

A la luz de lo expuesto, se puede prever que las mujeres manifiestan más sensaciones dife­renciadas cuando se transita a través de túneles.

Concretamente, ellas tienden a sentirse más tensas debido al desplazamiento lateral, el color oscuro y/o la geometría.

En las líneas que siguen, los análisis se van a centrar en aquellas personas que han sufrido directa o indirectamente un incidente y se van a observar las diferencias que se encuentran en función del género. Se analizaron las diferencias en dos tipos de eventualidades: haber sido víctima de incidentes y de accidentes.

En primer lugar, ha de señalarse que no existen diferencias significativas en la vivencia de incidentes en función del género, es decir, ni los hombres ni las mujeres de esta muestra han sufrido significativamente más o menos incidentes a lo largo de su vida. No obstante, cuando se enumeran las causas por las cuales ha ocurrido el incidente, los hombres mencio­nan más los agentes ambientales (a saber, lluvia, sol, falta de luz ambiental, hielo, nieve, viento fuerte, niebla y granizo) como causantes. Cuando se atiende a las consecuencias del incidente, las mujeres mencionan más obstáculos o imprevistos en la calzada. Las mujeres también mencionan que había más personas involucradas en el incidente.

Por último, en lo que respecta a las sensaciones experimentadas inmediatamente después del accidente, las mujeres mencionan más haber sentido una reacción aguda de miedo, acompañada de una sensación de estar atrapadas, un intento de huida y una vivencia irreal del hecho. Además, mencionan más la reacción de llorar de rabia. Por su parte, los hombres han vivido más accidentes con anterioridad, mencionan más el hecho de haber ofrecido ayuda y dicen con más frecuencia sentirse preparados ante el suceso.

Tras la exposición de estos resultados, que constatan las diferencias de género en ciertos factores psicosociales relacionados con la conducción, a continuación se mostrarán algunas pautas de actuación. Por ello, las siguientes líneas constituyen la parte más aplicada del capítulo.

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