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La psicología social aplicada al deporte es un campo en construcción. Por ello resulta complicado aventurar una definición. Entre todas las definiciones formuladas, puede destacarse la de Ossorio y Fernández (2010), quienes entienden la psicología social del deporte como «el área de la psicología social que estudia, no solo, el comportamiento y el pensamiento de los individuos y de los grupos en los contextos de ejercicio físico-deportivo de recreación y de las competiciones deportivas; sino además los beneficios psicológicos asociados a la práctica deportiva».

Parece que esta definición es un buen punto de partida puesto que contempla el nivel grupal, de vital importancia en el ámbito deportivo, así como las consecuencias asociadas con la práctica del deporte. En consonancia con esta definición, Escartí (1999) clasifica los temas de estudio de la psicología social del deporte en dos grandes bloques:

  1. los factores psicológicos y sociales que influyen en la práctica del deporte y del ejercicio, y
  2. los efectos que la práctica del deporte y del ejercicio produce en el funcionamiento psicosocial de las personas.

Si se tienen en cuenta estas consideraciones, la psicología social del deporte puede definirse como aquella área de la psicología social que se ocupa de estudiar el comportamiento de los individuos y de los grupos en todos los contextos deportivos, a sí como los factores psicosocíales específicos que condicionan la práctica deportiva y los efectos psicosocíales derivados de ella.

Una cuestión polémica que permanece sin resolver concierne a la relación entre la psicología social del deporte y la psicología del deporte. Algunos autores consideran que la psicología social del deporte forma parte de la psicología del deporte (Tutko y Bruns, 1979) mientras que otros establecen la relación inversa (Hernández-Mendo, 2003). En cualquier caso, parece evidente que la psicología del deporte asume un enfoque individualista a diferencia de la psicología social del deporte que realiza una aproximación social a los problemas, lo que determina la elección de unos métodos y principios teóricos específicos (Escartí, 1999). Quizá, la solución para desentrañar la naturaleza de esta relación requiera un repaso histórico de la evolución de ambas disciplinas.

El estudio de Triplett es el primer experimento que combina deporte y psicología. A pesar de este inicio temprano, no se crearon los primeros institutos y departamentos universitarios dedicados a la investigación en psicología del deporte hasta después de la primera guerra mundial. Entre ellos cabe destacar el laboratorio dirigido por Coleman Griffith en la Universidad de Illinois a partir de 1925, donde se realizaron muchos estudios experimentales. Aunque el trabajo de Griffith posee gran valor histórico, en realidad tuvo escasa influencia sobre el desarrollo de la psicología del deporte. También despuntan los trabajos realizados en la Unión Soviética por Alexander Puni y Peter Rudik, considerados los padres de la psicología del deporte en Europa Oriental. En esta primera etapa, la psicología del deporte produjo, fundamentalmente, trabajos sobre aprendizaje motor.

Después de la segunda guerra mundial y gracias a la televisión, el deporte adquirió mayor relevancia social y, con ello, aumentaron de forma notable las investigaciones sobre psicología de la actividad física. Por un lado, se impulsaron numerosos estudios que, a pesar de no pretender el desarrollo del deporte en sí mismo, resultaron de gran interés. Este fue el caso de las investigaciones patrocinadas por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, cuya intención era optimizar la selección y el entrenamiento de pilotos. Por el otro, en contraste con estas contribuciones, el estudio científico del deporte era el objetivo en los países situados dentro del área de influencia soviética, donde la psicología del deporte logró consolidarse como un campo de aplicación de la psicología.

El momento crucial para la formalización de la disciplina fue el I Congreso Mundial de Psicología del Deporte que se celebró en Roma en 1965. Tras ese congreso se constituyeron las primeras organizaciones científicas especializadas europeas (Fédération Européenne de Psychologie des Sports et des Activités Corporelles) e internacionales (International Society of Sport Psychology). Si bien la aceptación académica e institucional de la psicología del deporte tuvo que esperar hasta 1986, año en que la American Psychobgical Association (APA) creó la división 47: Exercise and Sport Psychology.

A partir de la década de 1960, los aspectos sociales del deporte comenzaron a recibir una atención creciente por parte de los investigadores. Martens (1975) puso de relieve los problemas conceptuales, metodológicos e interpretativos que afectaban los estudios de corte individualista, predominantes en las investigaciones que se estaban realizando. Este hecho desembocó en la adopción de un enfoque más interaccionista, que se tradujo en un abultado número de investigaciones sobre temas relacionados con la psicología social en las siguientes décadas. Escartí (2003) agrupó estas investigaciones en cuatro bloques:

  1. estudios sobre influencia social;
  2. estudios sobre actitudes;
  3. estudios sobre atribución, y
  4. estudios de dinámica de grupos.

A partir de los años ochenta del siglo pasado, el ámbito deportivo comenzó a ser considerado por los psicólogos sociales como un objeto de estudio interesante, pero la psicología social del deporte adquirió el estatus de disciplina con objeto de estudio y contenidos propios en la década de los noventa.

Como prueba de este interés, puede citarse la revisión realizada por Castillo, Alvarez y Balaguer (2005). Estos autores examinaron el interés y la representatividad de los aspectos psicosocíales en la investigación científica sobre el deporte desde 1887 hasta 2001. Los resultados mostraron que el 60% de estas investigaciones trataba sobre los aspectos psicosociales del deporte y que el número de publicaciones de este tipo se incrementaba constantemente. Los temas más estudiados eran la motivación, la participación deportiva, las emociones, el género y el sexo, las actitudes y los grupos.

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