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2.1. Definición

La fobia social se define actualmente como un miedo intenso y persistente ante una o varias situaciones sociales o de actuación en público, en las que la persona se ve expuesta a la observación y/o evaluación por parte de los demás y en las que anticipa un resultado negativo, ya sea actuar de alguna manera que pueda ser humillante o embarazosa, o mostrar síntomas de ansiedad. Cuando las personas llegan a estar tan preocupados por la manera como son percibidas y evaluadas por los demás y experimentan niveles de ansiedad/temor que se consideran desproporcionados para la situación en cuestión y son persistentes en el tiempo, estamos ya en el terreno de los problemas psicológicos, en este caso, en el de la fobia social. Este nivel de conciencia sobre el problema suele ser más común entre los adultos que entre los niños.

El individuo con fobia social suele evitar las situaciones que teme y si no puede evitarlas, intenta escapar o las soporta con elevado malestar. En los casos en que hay escape o evitación, el nivel de funcionamiento se afecta negativamente, ya que se ven entorpecidas diferentes actividades que hacen parte de la vida cotidiana.

Si analizamos la naturaleza del temor que sienten las personas con fobia social, podríamos considerar hasta qué punto la característica esencial es la falta de seguridad acerca de si van a caer bien o si pueden ser criticados o rechazados.

Este aspecto quizás se hace más evidente en las situaciones de actuaciones, puesto que cuando estas personas realizan determinadas actividades sin la presencia o la observación de alguien más, no parecen presentar mayores dificultades.

2.2. Características Clínicas

De modo general, los individuos con fobia social se caracterizan, a nivel conductual, por su inhibición o su déficit conductuales en situaciones de interacción social o de actuación frente a los demás, así como sus comportamientos de escape y evitación. En los niños se han identificado, además, el llanto, el quedarse paralizado o aferrarse a permanecer muy cerca de figuras de apego o personas más cercanas.

A nivel fisiológico/emocional se pueden observar manifestaciones típicas de la ansiedad, como aumento de la tasa cardiaca, cambios en la respiración, tensión muscular, molestias estomacales, diarrea, nauseas, escalofríos, enfriamiento de las manos, etc., pero también algunas más especificas para este tipo de fobia, como rubor fácil, sudoración y temblor en las extremidades y, en los niños, es común encontrar que “siente que se les hace un nudo en la garganta”. Según la OMS, las personas con fobia social pueden experimentar también urgencia por orinar o defecar.

Quienes llegan a experimentar un ataque de pánico, posiblemente añadan, entre sus síntomas, la dificultad para respirar, la sensación de ahogo o dolor u opresión en el pecho. A veces, estos síntomas secundarios suelen ser considerados por la persona como la causa del trastorno primario.

Por último, a nivel cognitivo, se encuentran algunos elementos característicos:

  1. Conciencia excesiva de uno mismo.
  2. Evaluación de las situaciones sociales como amenazantes y catastróficas, con lo cual la anticipación y la sobrestimación de los resultados y de las consecuencias de las situaciones también son negativas
  3. Atención a la información relacionada con el fracaso social
  4. En algunos casos, el guiarse más por sus creencias preconcebidas que por la retroalimentación sobre su actuación real en una situación concreta.

Los individuos con fobia social experimentan ansiedad no sólo al estar en la situación social en sí, sino incluso con sólo pensar que tendrán/tendrían que enfrentarla. De ahí que el contenido de sus cogniciones esté asociado con la valoración negativa de sí mismo y de la situación, debido a la posibilidad de que resulte embarazosa, o con su temor al rechazo o a la crítica por parte de los demás.

2.3. Las Situaciones Sociales Temidas

El abanico de situaciones sociales que producirían ansiedad en los sujetos con fobia social puede llegar a ser muy variado. No obstante, parece existir un cierto consenso respecto a que hay básicamente dos tipos:

  1. Situaciones interactivas. Aquí estaría, por ejemplo, iniciar y/o mantener conversaciones, quedar con alguien, asistir a una fiesta, telefonear, realizar una entrevista, hablar con personas desconocidas, devolver un artículo en una tienda, etc.
  2. Situaciones no interactivas. En este grupo se encontrarían el hablar en público, dar un informe en una reunión, actuar en público, bailar, cantar frente a otros, comer o beber en público, escribir mientras le observan, etc.

Holt, Heimberg, Hope y Lieboxitz clasificaron las situaciones sociales dentro de cuatro “categorías primarias”:

  • Hablar e interactuar en contextos formales
  • Hablar e interactuar en contextos informales
  • Interactuar requiriendo el uso de comportamientos asertivos
  • Cuando son observados mientras realizan algún comportamiento, como trabajar, escribir o comer.

2.4. Clasificación Diagnóstica

La fobia social o Trastorno de ansiedad social están considerada dentro de la sección de los “Trastornos de ansiedad” según el DSM-IV-TR y, entre los “Trastornos de ansiedad fóbica”, que a su vez forman parte de la categoría de “Trastornos neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos” en la CIE. En este ultimo sistema de clasificación, su denominación es la de “Fobias sociales”.

En el DSM-IV-TR se indica que debe especificarse si la fobia social es “generalizada”, haciendo referencia a que el individuo teme a “la mayoría de situaciones sociales” y no únicamente a una situación concreta, pero no se especifica el número ni el tipo de situaciones.

2.5. Epidemiologia

Un referente frecuentemente utilizado sobre la epidemiologia de la fobia social es el de la APA, que informa que, en población general y en estudios epidemiológicos, la prevalencia de este trastorno, a lo largo de la vida, está entre el 3% y el 13%. Estos datos parecen ser confirmados por las ultimas encuestas de salud mental a nivel mundial.

Tomando en consideración el informe de cada país participante en estas encuestas mundiales, puede concluirse también que la fobia social está entre los trastornos mentales más comunes a lo largo de la vida y casi siempre después de los trastornos depresivos, la fobia específica y el abuso de alcohol.

En cuanto al curso de la fobia social se señala que dura toda la vida, si no es tratada, y con respecto a la prevalencia se sabe que en población clínica se encuentra distribuido de forma similar en hombres y mujeres, aunque entre la población general, sí hay diferencias significativas por sexo, siendo las mujeres el grupo más afectado.

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