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Ninguna de las intervenciones desarrolladas en los trastornos del comportamiento perturbador, ha demostrado de forma contundente su eficacia.

Aplicaciones con mejores resultados, sobre todo cuando el diseño de intervención es multidisciplinar y el tratamiento no se centra única y exclusivamente en el menor, sino que también se implica a la familia y a los profesores:

  • Los programas de control de contingencias.
  • Entrenamiento a padres.
  • Técnicas cognitivas.
  • Tratamiento farmacológico.

El diseño de un programa de intervención deber realizarse en función de los objetivos propuestos, que dependerán de las conductas problemáticas, de los factores de riesgo y protectores y de la evaluación que se haya realizado del caso.

Es frecuente encontrarse con dificultades a la hora de intervenir:

  • Motivación: terapéutica del menor. Se hace necesario conocer y comprender el papel que juega la motivación para el cambio de conducta en estos pacientes. Ello contribuye al desarrollo de una serie de estrategias que incrementen la eficacia de los programas de tratamiento psicológico.
  • Generalización y mantenimiento: de los logros alcanzados en terapia. Es importante la implicación de los maestros en el proceso de intervención; por lo que es recomendable el desarrollo de programas de entrenamiento protocolizados que proporcionará a los profesores estrategias de intervención que les permiten resolver problemas de conducta que manifiestan los niños.

Los programas de intervención dirigidos a la prevención primaria de estos trastornos cobran una especial relevancia, cuando se trata de trastornos del comportamiento perturbador graves.

Es importante analizar el fenómeno de la inmigración: menores que han vivido situaciones personales y familiares muy estresantes y desestabilizadoras. Había que diseñar programas de intervención que atendiendo a las especificidades transculturales, cubran las necesidades especiales de estos menores.

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