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La evaluación del maltrato se dirigirá esencialmente a dos frentes: el primero de ellos es confirmar la veracidad del maltrato y evaluar sus características y el segundo, una vez confirmado éste, la evaluación del estado del niño y su familia. En lo que a aspectos de procedimiento y proceso se refiere, la evaluación infantil en general y el maltrato en particular han de ser multifuente, más de un informante ha de estar implicado en la evaluación y multimétodo, se han de utilizar diferentes técnicas y recursos (observación, entrevistas, pruebas estandarizadas).

1. Confirmación de la veracidad del maltrato y evaluación de sus características

La primera tarea del evaluador tras ser informado de la sospecha de maltrato es confirmar si realmente existe o ha existido maltrato o si se trata de un comportamiento parental inadecuado. En algunas situaciones en las que existen indicadores físicos o de abandono visibles esta confirmación es más fácil, sin embargo cuando se trata de maltrato emocional o abuso sexual, la identificación de este problema se complica extraordinariamente por el carácter de privacidad e intimidad familiar con el que se produce. Ante la sospecha de maltrato la Administración Pública y los Servicios Sociales de Protección del Menor, están obligados a poner en marcha los recursos necesarios para su confirmación. El evaluador que forme parte de estos servicios deberá indagar para la recolección de información a través de dos técnicas iniciales fundamentales: la entrevista y la observación. Ambas deberán incluir aquellos indicadores recogidos en la Tabla 1 como punto de partida para la identificación y evaluación de los tipos de maltrato.

La recogida de información se obtendrá inicialmente de familiares, servicios sanitarios, profesores y posteriormente de la evaluación de los implicados directos para contrastar la información previa obtenida. De esta primera evaluación es necesario obtener datos de cada uno de los indicadores del maltrato, tipo, frecuencia y duración además de los factores de riesgo y protectores del contexto de maltrato. Algunas indicaciones para guiar la entrevista directa con el niño y la familia, así como los indicadores de veracidad para el análisis del testimonio, especialmente en los casos de abuso sexual, pueden ser consultados en otro lugar (Cantón y Cortés, 2000; Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000; Manzanero, 2010).

2. Evaluación del estado del niño y del contexto maltratante

Una vez confirmada la existencia de maltrato, la evaluación ha de dirigirse hacia la exploración médica y psicológica del niño y del contexto maltratador, principalmente de la familia. Respecto de la víctima, como ya se ha detallado, las consecuencias y efectos del maltrato son muy plurales y diversas, por lo que una evaluación completa ha de explorar, al menos, los siguientes componentes: lesiones físicas y / o neurológicas, estado emocional o afectivo (miedos, apego, ansiedad, depresión), problemas de conducta, alteraciones psicopatológicas (especialmente trastornos afectivos y estrés postraumático), percepción y atribución del problema, desarrollo evolutivo, funcionamiento intelectual y rendimiento escolar.

Con relación al contexto maltratante, la evaluación ha de poner especial atención en el conjunto de factores de riesgo presentes, tanto en el ambiente familiar como en el social y escolar. Así pues debieran ser exploradas, las características del maltratador (psicopatología, personalidad, funcionamiento psicológico), las relaciones familiares y de pareja (violencia doméstica, grado de satisfacción, comunicación, resolución de conflictos, relación padre-hijos, relaciones entre hermanos), hábitos de crianza, apoyo social (familia extensa, amigos, vecinos, contactos con Servicios Sociales), circunstancias estresantes y de tensión en el seno de la familia (economía, situación laboral, vivienda...) y por último el pronóstico y las posibilidades de reestablecer un contexto familiar adecuado.

En la Tabla 3 se recopilan un conjunto de pruebas estandarizadas disponibles, en su mayoría en castellano, para la evaluación de estas variables. Algunas de ellas están diseñadas para ser administradas a los niños y otras a los padres o cuidadores. De cada una de las pruebas recogidas se mencionan los componentes que evalúan y una breve descripción de las mismas.

Tabla 3. Principales instrumentos estandarizados para la evaluación del maltrato infantil

Componentes Nombre Características
Depresión   Inventario de Depresión Infantil (CDI, Kovacs, 1972). Autoinforme de 27-items. Escala de 0-2 según la intensidad. Evalúa sintomatología depresiva de 7 a 17 años. Adaptación al castellano
Ansiedad  Inventario de Ansiedad Estado-Rago (STA1-C, Spielberger, 1973).  Autoinforme de 40 ítems repartidos en dos escalas, ansiedad rasgo y ansiedad estado. Aplicable a niños de 9 a 15 años  
Miedos  Cuestionario Español de Miedos para niños (FSSC-E, Valiente y Sandín, 2001).    Autoinforme de 80 Ítems. Evalúa la intensidad global del miedo de 1 a 3 en 5 dimensiones diferentes (peligro y muerte, animales, miedos sociales, a lo desconocido y a los médicos).
Conducta sexual infantil  Children's Sexual Behavior Inventory (CSBI,  Friedrich et al., 1991): Listado de 106 conductas, completado por los padres, sobre la conducta sexual de los niños tales como autoestimulación, agresión sexual o conductas de rol de género:
Impacto de eventos traumáticos  Children's Impact of Traumatic Events Scale-  Revised (CLTES-R) (Wolfe, Michienzi y Wolfe,  1991): Evalúa la sintomatología del estrés postraumático, las reacciones sociales, la conducta sexual y las atribuciones del abuso. Lo componen 54 ítems dirigidos a sujetos con sospecha de abuso sexual.
Problemas de conducta y desadaptación  Test autoevaluativo Mulüfactorial de Adaptación Infantil (TAMAI, Hernández, 1990):

Sistema de Evaluación de la conducta de niños y adolescentes (BASC, Reynolds y Kamphaus,2004). 

Evalúa la inadaptación en diferentes contextos además del comportamiento parental. Consta de 175 ítems para niños de 8 al8 años:

Conjunto de escalas completados por profesores, padres y el propio niño que incluye observación e historia clínica. Recoge información sobre síndromes exteriorizados e interiorizados, como información sobre aspectos de adaptación, habilidades personales y autoestima. Se aplica desde 3 a 18 años.

Disociación Child Dissociatíve Scale (CDC, Putman et al, 1993). Es un listado de 29 ítems referidos a sintomatología disociativa del niño (memoria, percepción e identidad). Cada ítem es observado por un adulto en una escala de 0 (no verdadero) a dos (muy verdadero).
Estrés parental Parenting Stress Index Short Form (PSISF,  Abidin, 1990): Evalúa el nivel de estrés presente en los padres derivado de la relación con los hijos. Recoge información sobre características del niño (adaptabilidad, humor, actividad y distraibilidad), características de los padres (depresión, rol de género, relaciones de pareja, apoyo social) así como de la interacción padre-hijo (comportamiento parental y apego).
Riesgo potencial de maltrato  The Child Abuse Potential Inventory The CAPI (Milner, 1986) (Traducido en De Paúl et al., 1988). Consta de 160 ítems diseñados para detectar personas con un alto riesgo de abusar sexualmente de otros. Evalúa diferentes áreas relacionadas con el abuso como distress, rigidez, infelicidad, soledad, dificultades de relación y problemas familiares.
Hábitos de crianza   Cuestionario de Crianza Parental (PCRI-M, Gerard, 1994). Adaptado al castellano por Roa y del Barrio (2001):

Family Adaptability and Cohesión Evaluation Scales (FACES, Olson et al., 1985).

Valora las actitudes de los padres hacia la crianza. Aplicable a padres y madres, consta de 78 ítems que evalúan apoyo, satisfacción con la crianza, compromiso, comunicación, disciplina, autonomía, distribución de rol y deseabilidad social. Posee una escala tipo Lickert con cuatro opciones:

Evalúa el grado de adaptación familiar a los cambios y las normas, el grado de cohesión y apoyo entre los miembros de la familia. Tiene 40 ítems graduados en 5 niveles repartidos en dos escalas. 

 Historia parental   Maternal History Interview (MHI, Altemeier et al., 1979). Traducido en De Paúl et al (1988) Entrevista semiestructurada con 11 ítems que exploran la historia familiar de origen de los padres. Sentimientos hacia las figuras paternas, pautas educativas recibidas, calidad de las relaciones y de la infancia, vinculación y cuidados recibidos.  

Una amplia revisión de instrumentos estandarizados para la evaluación del maltrato puede ser consultada en Gershater-Molko, Lutzker y Sherman (2003) y Donohue y Van Hasselt (1999), más recientemente en Jones (2008) y Olaya, Tarragona, de la Osa y Ezpeleta (2008).

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